Ayer, 14 de febrero, era el día de los enamorados en buena parte del mundo. Digo en buena parte porque, según tengo entendido, los musulmanes no lo celebran. Desde hace días, no obstante, en la radio, la televisión e internet han aparecido tal cantidad de ofertas, anuncios y demás que era imposible no darse cuenta de la efeméride (¿quieres trivializar una fiesta? Haz de ella un acontecimiento comercial).
Sea como fuere, para Luis Herrero no fue ayer precisamente «el día del amor». Fue el día en que, por decir lo que pensaba del gobierno del simio rojo, unos orangutanes le echaron el guante sin contemplaciones y lo metieron en el primer avión que salía de Venezuela.
Desde luego, el simio rojo se ha retratado con esa actuación. No porque Luis Herrero «fuese del PP» (es sabido que algunos, si pudieran, gasearían a aquellos que se atreven a discrepar de su opinión). No porque Luis Herrero fuera eurodiputado (no estoy seguro, pero creo que la persona de los eurodiputados es inviolable ubique et semper). Simplemente por ser Luis Herrero alguien que expresó su opinión sobre la dictadura bananera chavista. Por ejercer el derecho humano a la libertad de expresión. Por decir algo que aquí podrá agradar a unos y disgustar profundamente a otros, pero que en ningún caso merecería el trato que le han dispensado.
Se ha retratado bien el simio rojo. Pero al mismo tiempo, las reacciones de algunos ponen sobre el tapete algunas cuestiones.
La primera es si el señor Herrero podía expresar libremente sus opiniones. El PZ(OE) insiste en que se encontraba en Venezuela en calidad de observador internacional, lo cual comporta el deber de neutralidad (es decir, de mantener la boca cerrada). Por lo tanto, según el Gobierno, «si has incumplido ese deber y te han zurrado, te jodes». Pura manipulación. El señor Herrero, que no tiene por qué mentir, estaba allí en calidad de invitado de la oposición, lo cual no le impondría deber alguno respecto de la discreción e hincha la canallada del simio rojo a tamaño natural. Lo más gracioso es que no existe un presunto «estatuto de observador internacional», al que apelaba Elenita Valenciano para «justificar» la tropelía. Existen, sí, unas reglas, pero en modo alguno forman parte del Derecho Internacional, sino que únicamente son recomendaciones. Algo así como el «Código de Buena Conducta», que el Gobierno se pasa habitualmente por el forro.
Y aunque hubiese estado allí en calidad de observador internacional, ¿qué derecho tenían los gorilas chavistas a sacar a Luis Herrero a empellones de su casa, cual si fuera un vulgar delincuente y meterlo en el primer avión que salía del país? Son los modos de las policías políticas que hemos leído en los libros que nos hablaban de Rusia, de China, de Chile, de Argentina. Nada nuevo bajo el sol.
No sorprende que el ¿gobierno? de ZP no haya movido un dedo por él a pesar de ser un nacional español. Por otra parte, casi mejor. Imaginen ustedes que ZP presta a Luis Herrero su apoyo incondicional, como ha hecho con Obama. Al presidente estadounidense le han salido ranas unos cuantos Secretarios de Estado y ya empieza a haber críticas por su gestión (y eso que no lleva 100 días en el gobierno). No quiero pensar en lo que le hubiese podido pasar a Luis Herrero de haber sido así.
Si, parece que estaba en calidad de invitado de la oposición!
ResponderEliminarUn atropello que quedará impune. Bueno..creo que el gobierno ha convocado al embajor venezolano que España va a pedir cuentas a Venezuela.
Y digo yo: ¿hubiese recibido Luis Herrero el mismo trato de haber sido ciudadano francés o alemán? Con este PAYASO que tenemos de presidente se ríe todo el mundo de nosotros, joder...
ResponderEliminarNO, no solamente no movió un dedo, si no que dijo que Herrero había "incumplido el código de condcta del observador internacional, que consiste en callarse y redactar un informe una vez que han pasado las elecciones".
ResponderEliminarO sea, hacer lo que hizo Jimmi (también llamado Dhimmi) Carter: callarse, decir que todo había muy bien y luego cuando estaba en PUerto Rico decir que había observado "algunas irregularidades".
Si hubiera sido alemán o francés se hubiera metido la lengua en salva sea la parte. Pero ya se sabe... "nadie se te sube a la espalda si tú no te agachas" (Martin Luther King). Y España con José Luis, no está agachada si no tumbada... :(
Tumbada y con un pie gigante que le aplasta la espalda... :'-(
ResponderEliminarPues mi estimado y querido Aguador, lo que pasa es que esto sucede en los regimenes de los trogloditas tiranos...
ResponderEliminarAhhh, olvidé, y quedan bien mal parados, o sea, en patética evidencia, quienes los defienden
ResponderEliminar