14 de noviembre de 2011

Para nada

 
Para eso sirvió el presunto debate de ayer. Sí, presunto. Porque no es un debate una confrontación dialéctica en el que las partes que debaten pactan los temas de los que no van a hablar y se dedican a leer datos, como si fueran dos telediarios intercalados. A eso fue a lo que asistimos ayer. Los españolitos nos dimos cuenta, eso sí, de una cosa: de que Rubalcaba trató a Rajoy ya como presidente, pidiéndole cuentas de lo que va a hacer como si ya lo hubiera hecho. Fue un ejercicio dialéctico realmente curioso, en ese sentido. Pero tal vez ese fuera su único interés.

Luego, los tamagotchis de ambos partidos dirán que ganó de calle Rajoy (los del PP) o que Rajoy no estuvo tan fino (los del PSOE y resto). Se regocijarán en los fallos, tartamudeos y demás defectos del contrario. Las redes sociales hervirán de comentarios para todos los gustos a favor o en contra de Rajoy, que ganó modosamente a los puntos y sin hacer mucha sangre, sobre todo porque ya estaba pactado. Sin embargo, convendría recordar que eso no es otra cosa que un engaño. Convendría parafrasear la frase que Rubalcaba dijo aquel ominoso 12 de marzo: «Los españoles nos merecemos unos políticos que no nos mientan, que nos digan siempre la verdad». Sin embargo, la verdad no fue invitada ayer por la noche. Y mal por Rajoy, por prestarse a ese juego.
Y hablando de ausencias clamorosas, tampoco la austeridad lo fue. Al margen de que en el PP existan cargos cuya retribución diga poco en favor de la austeridad, gastarse 500.000 leuros del ala en semejante evento nos parece una barbaridad y un insulto a tantas personas que han de pasar con 400 o 500 euros al mes (las viudas, por ejemplo, de las que nadie parece ocuparse y que posiblemente vean recortada su pensión «porque no hay dinero y de alguna parte hay que recortar»), o de los sufridos mileuristas, que gracias a los denodados esfuerzos de nuestros políticos, han venido a sustituir a la amplia clase media que había en 1975.

Nos gustaría conocer el desglose completo del dinero gastado en esos fuegos artificiales de ayer. Creo que se parecería bastante a uno de esos monólogos de Gila. Menos mal que «los candidatos no cobraban». Por ejemplo: según informaciones de ayer lunes en La Gaceta, la Academia iba a gastar 50.000 euros («8.333.000 de las antiguas pesetas», que dirían los pedantes… y que al paso que vamos, a lo mejor no resultan tan antiguas) en… catering, que en román paladino significa «servicio de comida», pero que lo dices en inglés y parece como que no duele tanto. 80.000 euros en decorado. Claro que en el teatro la tramoya es importante; pero la trama lo es aún más, y resultó demasiada tramoya para tan poca trama. El gasto más llamativo, no obstante es el del alquiler del escenario: 90.000 euros por una noche en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid. Estoy seguro de que una revista del Folies Bergère con todo su personal e impedimenta no resulta tan cara. Sin olvidar que ver a Norma Duval en un escenario (o casi en cualquier parte) resulta mucho más atractivo que ver a dos pejespadas mal barbados fingir echarse los trastos a la cabeza.

¿A los efectos prácticos? Los hooligans del PP verán confirmada la ascensión al Olimpo presidencial de su ídolo Rajoy. Los del PSOE probablemente decidan votar a regañadientes a su candidato o quedarse en casa para «no tener que votar a la derecha» o, no menos importante, para no tener que votar por su candidato de forma vergonzante. ¿Lo peor? Una de las derivadas de la actitud de Rubalcaba: «Yo me voy a la oposición, pero tú tendrás que comerte todos los marrones que te hemos dejado y algunas sorpresas más. Ahí te quedas». No es de extrañar que Mariano no llame a la euforia y al entusiasmo. Para nosotros, los españolitos de a pie, nada ha cambiado, como siempre:

Al marchar a la siega
entran rencores:
trabajar para ricos,
seguir de pobres.

Eso sí: los invitados que llenarían el plató se fueron con el buche bien lleno (20.000 euros en comida dan para mucho: aproximadamente, para que 4 familias medias españolas puedan comer bien durante un año).

20 de diciembre de 2010

Hagiografías

Parece mentira las cosas que pasan en este Cataluñistán de mis pecados. Ahora que han vuelto els de sempre (si es que alguna vez se fueron del todo), los rendez-vous están a la orden del día y a la más mínima mota de polvo que ellos dejan a su paso. Hoy todos se hacen lenguas del Rei Artur y de su séquito cuando no hace tanto no daban cuatro duros por él, mientras esperaban la gloriosa colocación del nen Pujolet en el sitio que ahora ocupa Mas.

Y donde mayormente pueden ustedes comprobarlo es en los diarios de tirada específicamente local. Ayer, a cuenta del nombramiento como Presidenta del Parlament (Benach, a pesar de haberse asegurado una buena tajada, o sea, pensión, estaba hecho migas por haber lloriqueado durante varias noches seguidas) de la antigua consellera de Justícia Núria de Gispert, leía un servidor de ustedes en el diario de su localidad una especie de suelto hagiográfico sobre el personaje, resaltando sobre todo el hecho de que era la primera mujer en dirigirlo.

A un servidor de ustedes eso no le produce mayor entusiasmo, qué quieren. Por ese lado, me resulta indiferente el sexo de quien dirija las sesiones del Parlament, siempre y cuando se atenga a las reglas y cumpla con decoro las funciones que la Constitución y las leyes les encomiendan. Tal puede decirse de Arantza Quiroga en Vitoria o de Elvira Rodríguez en Madrid, por citar algunos ejemplos.

La tragedia es que los diarios de tirada local dependen, en poco o en mucho, de la publicidad institucional. Por consiguiente, muy a malas con el poder (y la más mínima crítica lo supone: ¡toma libertad de expresión!) no pueden ponerse. Por mucho que se trate de una señora que confunde a Dios con Jordi Pujol y de Jesucristo no habla porque «no toca». Y uno tiene que leer estas cosas, alzar los hombros y pensar: «Vivir para leer». Y a Fidel Pallerols ni mencionarlo, of course, que tampoco toca.

11 de febrero de 2010

Desagradable sorpresa...

 DESDE EL INFIERNO: LOBOS FRENTE A LEONAS

No sabemos qué pensar. Pero es demasiada información.

20 de enero de 2010

Mudanza

Que nos vamos. Nos trasladamos a la comunidad Wordpress, aunque no creo que les cueste recordar la nueva dirección:

 
Con el tiempo esperamos dejarlo tan bonito como éste :-)

Hasta siempre.

17 de enero de 2010

El balance (IV)

Vamos a lo que vamos, y sigue siguiendo la relación. Hoy la china le ha tocado a la (in)Sanidad española, otro de los pilares de cualquier país. No debería haber mucho que decir, puesto que la mayor parte de las competencias están transferidas a las taifas Comunidades Autónomas y cada Consejero, Conseller o Conselleiro hace de su capa un sayo, sin encomendarse a nadie y menos que a nadie a sus colegas.

Que ya se dijo lo de que si la Sanidad se dividía por diecisiete, los muertos valdrían distinto según dónde palmaran. Y en ello estamos; no es lo mismo palmar en Madrid que hacerlo en Canarias. Pero al menos en una cosa se siguen pareciendo todas: en las listas de espera. Vayan ustedes donde vayan, la Sanidad pública es lo que tiene: no importa lo que ustedes tengan, pues al fin y al cabo les tocará esperar. Y uno se pregunta: ¿esperar a qué? Pues… a que haya plaza en el hospital correspondiente, suponemos. En este sentido, alguna iniciativa individual como la del (todavía) doctor Montes ha incidido en ello, liberando camas vía sedación no demasiado regular. Pero no pasa nada: no le condenan en sede judicial y el Colegio de Médicos de la Villa y Corte, al parecer, tampoco ha tenido mucho interés en retirarle la licencia, pese a considerar que hubo mala praxis.

Pero es que el problema es otro, señoras y señores: ¿cómo tienen ustedes la desvergüenza de enfermar? En esta piel de toro que camina hacia el socialismo (eso sí, cada una por su carril y respetando los hechos diferenciales correspondientes) no tienen ustedes derecho a enfermar. Por eso el Estado es el que se preocupa de que ustedes no fumen o beban (pero no prohíbe el tabaco o el alcohol, que presumiblemente son una buena fuente de ingresos para las hoy maltrechas arcas públicas). Así, pues, si usted infringe la obligación de estar sano, la Sanidad pública le castigará con meses y meses de espera, de forma que lo que a lo mejor eran unos pequeños pólipos en el útero, señora, se habrán convertido en una especie de alien cuando el matasanos decida abrirla en canal para determinar si sus dolores eran o no eran para tanto.

Y no solamente eso. Desconozco cuál sea la razón, pero hoy en día es fácil que a usted, que tiene un ataque de tos cualquiera (esperemos que no producido por la fantasmagórica y muy rentable gripe A), un facultativo no español le atienda y no le entienda, de forma que en vez de recetarle un jarabito o unas pastillitas (aunque tenga que ir a buscarlas a la farmacia del Patxi), le recetará un emético o peor, un laxante. Desde luego que usted no volverá a toser en mucho tiempo… Con un agravante: que el mismo médico que le receta pastillas para que usted no le dé el coñazo, le extenderá la alfombra roja si va usted como cliente de pago (poderoso caballero…). Además, como nuestra Sanidad tiene vocación universal, lo que vale para los pacientes (pastillas pa tós) vale para los facultativos (hala, tós a recetar y al carajo si la receta está en swahili).

Los distintos titulares que se han sucedido en esa área ministerial tampoco han sido para echar cohetes. Tal vez la única que haya tenido un paso más o menos notable haya sido Ana Pastor, tras el zafarrancho provocado por Celia Juanita Banana Villalobos a cuenta de lo de las vacas locas (ya sé que eso queda un poco lejano, pero no está de más recordarlo). Peligrosa ella y más aún su señor marido, Pedrito Arriola (¡hostiaspedrín!).

Sus sucesores del puño y de la rosa no se han quedado atrás. Contamos tres, de los cuales sólo Bernat Soria tiene estudios de medicina. Esto es ciertamente una mengua, porque en Cataluña siempre ha habido un médico al frente de la Administración sanitaria (lo cual no siempre garantiza que las cosas vayan mejor; pero al menos el político no es rehén de los estratos superiores de su organigrama y sabe que lo que vale para una vaca no vale para un ser humano). El problema resultó ser en su momento que Soria es más investigador que político, y una vez que le pillaron hinchando el currículum, decidió hacer mutis por el foro, a ver si podía engrandecer su currículum de verdad. Para la historia progrecañí quedará también su campaña rapera contra el embarazo no deseado (¿desde cuándo el sexo es un rollo?).

De la Märschallin Salgado hablaremos en su momento, como vice que es de Hacienda. Siendo ingeniera industrial y economista –por lo tanto lo suyo era Fomento o Hacienda, mayormente–, le han encomendado otros ministerios bastante alejados de esa formación. De su paso por el sufrido Ministerio de Sanidad recordaremos sus ganas de prohibir la fumata blanca –que no el tabaco– separando lo que el hierbajo-picadura había unido, por obra y gracia de la llamada ley antitabaco. Con esa ley se operó la discriminación por pulmones: los del pulmón negro a un lado y los del pulmón rosado al otro. Y entre santa y santo, pared –o mampara– de cal y canto, y sacabao. También su polémica con las instancias eclesiásticas a cuenta del uso del condón, puesto que desde el Ministerio se ha dado siempre por perdida la «batalla de la castidad» (es más cómodo dar un condón que formar en el uso adecuado del cuerpo). La idea del Ministerio, al parecer, es la siguiente: ¿Que tienes ganas? Folla. Con condón, eso sí, pero sin problemas. La continencia no es un valor; la satisfacción inmediata de los instintos sí lo es. ¿Que te quedas preñada? No pasa nada; incluso si tienes entre 16 y 18 años, que es cuando ya empieza a hervir la sangre, puedes abortar interrumpir voluntariamente el embarazo y te quitas de encima el problema.

De la actual ministra, la Trini, lo mejor que se puede decir es que para ZP lo mismo vale pa un fregao que pa un barrío. Y que es la actual cara bonita del Ejecutivo. Del ámbito de la cooperación internacional (socialista) salta sin despeinarse a Sanidad y Políticas Sociales (parcelita arrancada a Trabajo; lo de Consumo parece que ya no vende). De momento, su hecho más resonante ha sido la gestión de la gripe A en los cuarteles, en la cual quedó palmariamente demostrada su falta de sintonía con la menestra Chacón –cuando menos, descoordinación–. Por lo demás, aumenta su valor cuanta mayor es su discreción y deja que sea el jefe quien nos dé la vara. Por eso no se la oye decir ni mú. Pero en todo caso, se entienden también los tics progres de Gallardoncito (¡pasa contigo, primoooooooo!).

16 de enero de 2010

Haití

Interrumpo la serie del balance para dar un salto a la actualidad en cuanto que el caso lo merece.

Vaya por delante que lamento muchísimo la catástrofe de Haití. Que incluso para el país más pobre de América, 100.000 muertos son muchos muertos de una sola vez. Es una catástrofe humanitaria y es necesario ayudar, cuando menos, a encontrar los muertos y enterrarlos debidamente.

Pero también me gustaría decir que ésta ha sido una catástrofe evitable. No tanto por el terremoto, que por ahora son impredecibles, sino por el hecho de que se ha cebado –como era de esperar– con los más pobres entre los pobres. Pone de manifiesto, de paso, que el 70% de la gente vive en la pobreza más absoluta, que sólo tenían la vida para entregar.

Bien está que la mal llamada «comunidad internacional» haya puesto medios y recursos diversos para ayudar. No faltan personas de buen corazón que se movilizan para que allí donde se produce una catástrofe lleguen alimentos, primeros auxilios y personal experimentado para las tareas de ayuda que se requieran.

Sin embargo, una cosa me ha sorprendido: en las noticias que he leído o he visto sobre la catástrofe, todavía no he oído nada acerca del gobierno haitiano. ¿Existe ese gobierno? ¿Dónde está su presidente? Buscando en la Wikipedia, me encuentro con que es un tal monsieur René Preval, secundado por un primer ministro llamado monsieur Jean Max Bellerive. En las noticias ni siquiera aparecen «coordinando las tareas de rescate y salvamento», que es para lo que aparecen los dirigentes locales en estos casos.

La historia de Haití no es muy diferente de la de otros países de su área. Abolieron el asqueroso sistema colonial esclavista francés (siendo Francia la metrópoli, no me extraña)… para caer en las garras de los Estados Unidos, tras una serie de vicisitudes históricas que son el resultado del enfrentamiento entre la clase dirigente mulata y las clases populares afrodescendientes.

Haití no parece haberse recuperado de la dictadura de los Duvalier (padre e hijo), a través de los cuales los USA controlaban el país, ni del subsiguiente caos posterior, provocado por una sucesión de golpes de Estado. Con estas peripecias es imposible que se asiente un gobierno, que éste pueda allegar inversión extranjera y que, además, exista una acción institucional tendente a mejorar las condiciones de vida de los habitantes del país. Ésa es la verdadera catástrofe, sin desmerecer el terremoto. La que les impide salir adelante, sin olvidar la jodida y siempre pendiente deuda e(x)terna, que es un pie en su cuello.

No obstante, quédense ustedes tranquilos. No faltará quien, siendo causante directo o indirecto de la verdadera catástrofe, pretenda colgarse la medalla solidaria. Yo no aplaudiré, desde luego.

15 de enero de 2010

El balance (III)

Dirían los cantares de ciego: «Y sigue la relación». Hoy trataremos uno de los indicadores más importantes de la salud (conjuntamente con la sanidad, la vivienda, las obras públicas y la seguridad ciudadana) de un Estado, a saber: la educación. Puede decirse no hay tema más maltratado, desde que estamos en democracia, que la educación de nuestros niños y jóvenes. Decía Pitágoras (sí, el del teorema): «Preocúpate de los niños y no tendrás que preocuparte de los mayores».

La educación es uno de los pilares de la hegemonía política, como ya escribió en su momento Antonio Gramsci. Por ello, aunque por ahora España no es «de izquierdas» (lo es su Gobierno), sí lo es su educación, que no tiene en cuenta la realidad y pretende imponerse a ella. Últimamente el PSOE ha perdido la vergüenza y, en vez de la lluvia fina a la que nos tenía acostumbrados, pretende ahora adoctrinar directamente en el izquierdismo más rancio (el soviético de los años 50, extendido, como se sabe, a todo el Este europeo). Lo que significa que el PSOE pretende fabricar nuevos votantes de izquierda; o por lo menos, votantes que se sientan muy culpables de no votar o votar a «la derecha», de la misma forma que la publicidad pretende formar consumidores conspicuos desde la más tierna edad. En ninguno de los dos casos, pues, pretende formar ciudadanos o hombres libres, sino súbditos. Súbditos de sus pulsiones, sus pasiones y sus reflejos condicionados a lo Pavlov.

Se cargaron la educación anterior por franquista, sin considerar si bastaban unas adaptaciones al nuevo estado de cosas en vez de desmantelarlo todo sin más. Por ejemplo, la educación básica obligatoria finalizaba a los 14 años, momento en el cual el joven ya tenía que decidirse por seguir hasta la universidad o aprender un oficio. Hoy se está hablando de prolongar la educación obligatoria hasta los 18. ¿Por qué? Eso está bien para los chicos que quieran llegar a la universidad. Pero aquellos que a los 14 ya han decidido que no quieren volver a tocar un libro, ¿por qué tienen que aguantar 4 años –hoy dos– más en una situación que saben de sobra que no es la suya? Del aburrimiento al conflicto no hay más que un paso y así es como lentamente se va degradando la calidad de la educación. Padres dimitidos y profesores sin autoridad (pobre de aquel que pretenda ejercerla) hacen de los chavales unos tiranuelos consentidos por la gracia del dios de los progres y de su ley, la LOGSE.

Llegar a la Universidad no es mejor. Una institución que en su conjunto debía ser faro de la sociedad, está cegada por el oscurantismo, la envidia y la mediocridad, cuando no contaminada políticamente hasta la médula. De eso se libran –no mucho– las enseñanzas científicas porque por algo son más neutras. Pero las humanísticas dan grima. ¿Cómo se pueden dar vivas en una Facultad de Políticas al tirano compañero Evo Morales, discípulo del tirano compañero Fidel?

Pero esto no es todo. Resulta que aprovechando que la Constitución reconoce la existencia de «nacionalidades y regiones» y que el Pisuerga pasa por Valladolid, algunas comunidades han hecho lo propio y han adoctrinado en sus fabulaciones míticas y/o pseudohistóricas a multitud de jóvenes, con el importante resultado de la desafección nacional a la patria real y la adoración a un fantasma. Fantasma sangriento en algunos casos, conocidos de todos, que exige incluso sacrificios humanos.

He aquí, pues, el papel que le corresponde a la educación en cuanto cohesionadora de la nación. Y la dejación correspondiente en nombre de lo políticamente correcto que se ha ejercido desde que estamos en democracia. Cuando Esperanza Aguirre fue ministra de Educación, consciente de lo anterior, quiso promulgar un Decreto de «unificación de las Humanidades», las primeras que se le tiraron a la yugular fueron obviamente las comunidades nacionalistas, que vieron peligrar su obra de desafección y de reeducación.

Tampoco el ministro actual del ramo, Ángel Gabilondo, que ha sido fraile antes que ministro, está por la labor de arreglar el entuerto –los de siempre le habrán dicho «no nos toques las narices si quieres tener la fiesta en paz»–. No parece importarle mucho que un chaval catalán entienda que más abajo del Ebro y más a la izquierda del Noguera Ribagorzana no hay más que el caos o, en el mejor de los casos, el extranjero. Pero lo cierto es que sin una educación de calidad, un país está abocado al desastre. Y diríase que hay interés en ello, aunque quien lo sabe calla. Y cuando sobrevenga el desastre hará las maletas.

Quisiera terminar con una cita, aviso para navegantes, del escritor William Drummond:

Quien no quiere razonar es un fanático; quien no sabe es un tonto; quien no se atreve es un esclavo.
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