Siempre creí que eso de volar con frecuencia en avión era para niños bien, ejecutivos agresivos e intrépidos exploradores. Nunca creí formar parte de ninguna de esas tres categorías. Pero ya veo que eso empieza a cambiar. El avión se me está haciendo un medio de transporte tan habitual como el camión. Y pasarme quince horas en un cascarón atravesando el Atlántico casi que ya no tiene novedad alguna. Más bien al contrario: fastidia cuando se convierte en costumbre. Pareciera como que uno tiene un pie en cada continente y eso es precisamente lo que impide a-sentarse.
Así que ahora las cosas están en el punto del regreso. Vuelvo a casa; pero a diferencia de la vez anterior, establezco ya un lazo que espero duradero con México, el país que me ha visto verdaderamente "tratar de nacer".
No sabría decir si desde que estoy fuera de mi país lo amo más. Es un tópico. Pero sí es cierto que las malas noticias, como la quema del bosque gallego, duelen más y uno siente la impotencia de que lejos de casa menos se puede hacer. Siempre nos queda Internet, es cierto; el derecho al pataleo, incluso en un blog humilde como éste, está más que ganado a pulso. Y es cierto también que las buenas noticias me hacen sacar pecho como español, aunque se trate del último trofeo que ganó Rafa Nadal como tenista o Fernando Alonso como corredor de Fórmula 1.
Y ahora volveré a escribir la historia en primera persona, como español dentro de España y una ventana al mundo que dejo abierta para que aquellas personas que en el momento presente ocupan mi corazón puedan seguir asomándose a la realidad que vivo y que yo mismo soy.
Saludos a todos.
Yo hasta hace poco más de 1 año no sabía lo que era volar, ahora ya lo he hecho en 2 (4, ida-vuelta) ocasiones, y ahora en Octubre una vez más, jeje.
ResponderEliminarPor cierto, en fútbol el fútbol español va mal, ¡eh! jajaja.