Existe un personaje muy frecuente en España, aficionado a erigirse en juez de la historia y condenar "tanto a unos como a otros", desde una imaginaria pureza ética. Condenas moralmente inanes y vanidosas: ni conocen la historia ni se conocen a sí mismos.
"Siempre llamó la atención el hecho de que personas tenidas previamente por moderadas y pacíficas, contrarias a toda violencia, se desatasen con una crueldad espeluznante al caer la ley. Ello se debe a que en condiciones normales las declamaciones virtuosas no cuestan nada y a menudo esconden una notable agresividad y fanatismo acusatorio. El ser humano lleva encima mucha trastienda, de la que a menudo no es del todo consciente, y la conducta aparentemente virtuosa de esas personas se vuelve impredecible en condiciones extremas, cuando la ley no rige.
"Por lo común, los agresores se ven estimulados y ayudados por quienes "condenan la violencia venga de donde venga", desarmando la legítima defensa. Según su punto de vista, y el de la izquierda, las derechas no tenían derecho a defenderse. El comportamiento moral y civilizado no depende solo de las convicciones de los individuos, sino sobre todo del imperio de una ley aceptable. Cuando la ley cae por tierra, se producen automáticamente hechos como los aquí aludidos. Es más, la ley tiende a ser sustituida por el terror. Por consiguiente sobran las declamaciones seudomoralistas y las condenas fáciles a diestra y siniestra. La cuestión clave es aquí cómo y quiénes destruyeron la legalidad republicana. Al respecto no puede caber hoy la menor duda a nadie medianamente informado".
Tomado del blog de Pío Moa
Hola, tienes un premio Brillante Weblog.
ResponderEliminarhttp://www.marthacolmenares.com/2008/09/04/espacios-de-otras-latitudes/
Un abrazo, Martha
Muchísimas gracias, Martha. Pasaré a recogerlo cuando pueda.
ResponderEliminarSaludos,
Aguador