Volvemos otra vez a los cuentos de la T.I.A. y la A.B.U.E.L.A. El PSOE, que nunca ha sido un ejemplo de honradez, ni en el Gobierno ni en la oposición, se ve acusado de «espionaje a la oposición». Tiene visos de realidad: los probos funcionarios del Estado tratando de remedar La vida de los otros, espiando y vigilando a los disidentes. El asunto, pese a ser gravísimo si se confirma, tiene detalles cómicos: que los «escuchas» se equivocaran «de Montero» y confundieran al magistrado del TSJV (que, para más inri, votó en contra de la libre absolución de Camps) con el abogado de la defensa es cosa que sólo pasa en Estepaís.
Pese a todo, lo que no podemos dejar de advertir son dos cosas: De Cospedal no puede lanzar una acusación tan grave en un Estado de Derecho y echarse a dormir, sin más. Lo que ha de hacer De Cospedal es, como todo hijo de vecino, presentar la correspondiente denuncia en el juzgado que por turno corresponda y aportar las pruebas que abonan su denuncia. Si no lo ha hecho así, eso sólo puede indicar dos cosas: primera, que su confianza en que la Justicia –que es quien debe arreglar este tipo de asuntos– resuelva la cuestión no es muy allá que digamos; y segunda, que algo tiene que haber cuando prefiere el ruido mediático al quehacer judicial. Vamos, que «cuando el río suena, agua lleva». Que seguramente no será todo lo que diga el PSOE que hay –la verdad y el PSOE sólo son amigos y a medias cuando aquélla favorece a éste, y poco más–; pero si De Cospedal no tiene pruebas, lo mejor que puede hacer es callarse hasta obtenerlas. Y tercero: que «ha querido levantar la liebre, pero no demasiado». Que se hable, pero que no se investigue demasiado, no sea que se encuentre algo que no se quería encontrar.
Es verdad que hay sospechas muy fundadas de que el PP pueda ser escuchado, e incluso cabe la posibilidad de que exista algún topo que informe a Rubalcaba (aunque a veces, viendo cómo actúan, uno cree que no necesitan topo alguno que los empuje al precipicio). No deja de ser sorprendente –o no– que el PSOE lleve tanta ventaja al PP en materia de escuchas (de hecho, a todo un Vicepresidente le costó el cargo y un proceso judicial). Pero todo eso debe ser demostrado y además, debe serlo en sede judicial. Cualquier otra cosa es gastar pólvora en salvas y etresaaaaaaaaaarse más de la cuenta, que no conviene con esta ola de calor y eso no se cura con una cañita de chiringuito.
Tampoco es de recibo que la Fashionaria Voguemomia, tan pronto sale la sentencia absolutoria, se apresure a decir «naturalmente, recurriremos esa sentencia», cuando a quien corresponde decir eso es al Fiscal General de Estado. Bien es verdad que sospechábamos que Conde Pumpido no era muy «independiente», pero que se haya visto hasta ese punto… Ni lo es tampoco que se haya levantado la veda para crucificar blogosféricamente a Camps (máxime cuando, por el momento, no se aprecian indicios racionales de delito en su comportamiento).
P.D.- De paso y ya que estamos en verano, me pido un posado refrescante de María Dolores de Cospedal. Si Soraya no tuvo reparos en hacerse una foto-shop enfundado su cuerpo serrano en un negligé, quizá De Cospedal podría seguir el ejemplo. Podría valer incluso como estrategia electoral; porque las estrategias serias parece que en el PP de Rajoy pasan de largo…
Cada vez España se parece menos a la democracia que dicen que es
ResponderEliminarAhhhhhh... esteeeeeeee... ¿pero desde cuándo esto ha sido una democracia? Si hay que creer al profesor Jesús Neira, NUNCA hemos estado en una verdadera democracia. Así que ya ves: en realidad, nuestro "régimen parlamentario" se parece más a la "democracia orgánica" franquista que no a una verdadera democracia. Digo esto por no decir que también recoge lo peorcito de la "primera" Restauración borbónica, que lo único bueno que tuvo fue que se trató de un período de paz suficientemente largo como para poderse aprobar las principales leyes del país (Códigos Civil, Penal y de Comercio, Leyes procesales... etc.). Y eso, aun a pesar de la podredumbre caciquil, que ahora mismo se vuelve a oler, poco a poco. Aún cabe la posibilidad de que, como entonces, acabemos en el patio de los garrotazos...
ResponderEliminarSaludos,
Aguador