Ésta es una de las muletillas más famosas de los discursos del Rey, junto con aquella de «La Reina y yo» (que ahora no viene al caso). Suele dejarla caer en tiempo de Navidad, cuando a mucha gente se le reblandece el seso y te saluda en vez de clavarte los dientes en la yugular, por aquello de que en Navidad «somos todos buenos».
Pero qué duda cabe que éstos no son tiempos de paz y concordia, por mucho que lo diga el Rey. A pesar de ello, su discurso de apertura de la IX Legislatura abundaba en ésa y otras ideas. El Rey pedía «consenso a los grandes partidos», como si fuera posible que éstos pudieran ponerse de acuerdo en los grandes temas de Estado. Las palabras del Rey sonaron a «menos crispación y más consenso», en el sobreentendido de que quien «crispa» es el PP.
Extraña postura la del Rey, que toma partido por quien desearía darle la patada. Toma partido el Rey por quien desea retomar la II República, aquella que prácticamente echó a patadas a su abuelo. Y ZP, sonriente en la forma y malvado en el fondo —ha demostrado sobradamente que de tonto no tiene un pelo—, le deja hacer lo que quiera. A cambio, le pide discursos favorables al Gobierno, como el que comentamos. Y el Rey cumple, por la cuenta que le tiene.
Y la confirmación de que no son tiempos de paz ni de concordia nos ha venido por dos vías: la primera, la polvareda levantada por el trasvase-que-no-es-trasvase para Barcelona (que no Cataluña), mientras el mismo remedio se deniega a las sedientas huertas valenciana y murciana. ZP ha demostrado sobradamente también que no gobierna para todos los españoles, sino sólo para aquellos que le han votado. Y la segunda, más terrible si cabe, ha sido la aparición en escena de ETA, con un atentado en Bilbao contra la sede del P(SOE).
El Rey pedía «unidad de los demócratas contra el terrorismo». Unidad, sí. Pero «unidad» no significa apoyo incondicional al Gobierno. No significa acompañar al Gobierno en la aventura del «proceso de paz». No significa ausencia de crítica ante una política antiterrorista que ha supuesto hasta hace bien poco clamorosas bajadas de pantalones. Otra cosa no se le puede pedir a los demócratas. Claro que de una unidad así conformada el PNV se desmarcará con cualquier excusa, porque ya es notorio que el PNV necesita a ETA para llegar al «fin común», que es la independencia.
Nos hubiera gustado oír decir al Rey algo como esto: «Que sea ésta la Legislatura en la que, a través de medidas contundentes en lo legislativo, lo policial y lo judicial, se ponga fin a la barbarie terrorista, y se desenmascare a quienes han dado todo tipo de cobertura al terrorismo». Claro que para decir eso se tiene que ser libre... ¿y qué libertad se tiene cuando los discursos te los escribe un negro a sueldo del Gobierno?
En fin, pues. Queda abierta la IX Legislatura. El 9 es un número de finales. En el terreno musical es de todos conocido que nueve sinfonías escribió Beethoven. (Bruckner y Schubert no terminaron sus respectivas Novenas). Mahler dejó apuntes para una Décima. Sin duda, algo importante acabará para España en estos cuatro años que tenemos por delante. Esperemos que no sea la propia España.
Hombre, yo no le pido al bribón que fije unos objetivos tan altos como acabar con el terrorismo, para un gobierno que sería incapaz de cumplirlos (cualquier gobierno, pero este especialmente). Yo me conformo con que no nos tome por idiotas y abandone esa retórica vacía e inútil de "unidad" que pasa por alto el cordón sanitario que sufre más de media España. Con que se algo preocupara por eso, por un sistema algo más democrático y una España algo más unida, me conformo.
ResponderEliminarY digo algo y no mucho, porque algo sería mucho más de lo que hay ahora, que es nada.
Amigo Republica Rojigualda:
ResponderEliminarSí, bastaría con que ejerciese de una puñetera vez el papel de "gran moderador" que le exige la Constitución, en vez de endilgarnos discursos que muestran su servilismo con el Gobierno. Pedirle esto al actual es pedir peras al olmo; y pedirlo al hijo... me da que también.
Saludos,
Aguador
Puede que tenga razón el Rey, ¿qué más paz y concordia quieres? El P(SOE) gobernando tranquilo, con un PP segundón, seguidista, derrotado y feliz. Rajoy ha dejado de ser líder de la oposición para convertirse gustosamente en el necesario comparsa de la progrecracia.
ResponderEliminarPaz absoluta. La paz del cementerio. Con cada actor cumpliendo su papel y el rey, como buen borbón, oportunista y vividor, arrimado al sol que más calienta, cuidando de su chiringuito, asegurando su futuro y el de su numerosa prole.
El panorama es desolador. Hay tanta "paz y concordia" que dan ganas de echarse al monte.
Amigo Daniel:
ResponderEliminarPues quién sabe si no tendremos que hacerlo, dado que Rajoy no se decide. O no se decide, o es que ya le conviene así. Vamos camino de una "democracia orgánica" (si es que no estamos en ella ya), con una "oposición reglada y oficializada", sin que haya sitio para nada más. Pero la realidad es tozuda y Rajoy podría llevarse una sorpresa a medio plazo...
Saludos,
Aguador