Para quien no lo sepa, la Rambla Nova de Tarragona es la main street de la ciudad. Cualquier manifestación importante empieza, continúa o termina en ella. El kilómetro largo que va desde la Plaza Imperial Tàrraco hasta el Balcó del Mediterrani, barandilla desde la cual se atisba el Mare Nostrum en toda su inmensidad y lejanía, sirve lo mismo para ubicar el mercadillo los martes y los jueves como para todo otro tipo de actos, autorizados o no.
Ha sido el caso de esta soleadísima mañana de sábado. Hallándome de paseo en la citada vía, han aparecido unos defensores del aborto libre y gratuito. Atronaban con la versión Communards de la canción Don't leave me this way, (No me abandones así), bastante en contradicción con lo que andaban predicando. Me he convencido de que no sabían inglés; de otro modo no habrían puesto esa canción. Y desde luego, desconocían que la canción había sido o es un icono musical de la cultura gay (como gays eran Jimmy Sommerville y Richard Coles), con lo cual en absoluto la canción tenía que ver con sus reivindicaciones.
Despropósitos musicales aparte, no eran una manifestación multitudinaria, ni mucho menos. Y me dio pie a la reflexión que va en estas líneas. ¿Por qué o para qué el aborto libre? Ya hemos hablado del aborto como delito aquí y aquí, así que no repetiremos argumentaciones que van en esas entradas. En mi opinión, quien pide el «aborto libre» es alguien que pretende ser irresponsable. Es decir: hemos aceptado que la carne es débil (¿?) y que el goce del sexo debe ser inmediato y no se puede prohibir o limitar (como cualquier goce en nuestra sociedad hedonista). Cuesta menos decirle a una adolescente «toma un par de condones y confío en tu buen juicio» que tomarse la molestia de educar en los valores de una sexualidad responsable y respetuosa con el propio cuerpo, habitualmente tachada de rancia por las autoridades progres de las Consejerías de Educación.
Así, pues, la mujer —o lo que es peor, la adolescente— se acuesta con quien le parece, porque el ambiente invita a ello y se recita como un mantra «lo que da placer no puede ser malo». Como ya hemos quitado la barrera del autodominio y la educación sexual, hay que fiarse de elementos externos. Si tras el fornicio la mujer no se queda embarazada, miel sobre hojuelas. Puede buscar otra ocasión de placer con el mismo u otro compañero. Si el condón falla o era de mala calidad, siempre nos queda la pastilla del día después. Y si la pastilla falla, bien porque no se tomó a tiempo, bien porque «falló» por cualesquiera otras causas, ¿qué nos queda?
La ley es muy clara: y si el producto de la concepción o fornicio no lo es por causa de violación (presumamos aquí el consentimiento), ni hay peligro para la madre ni ha de nacer con algún tipo de malformación, no permite el aborto. Ni tampoco, aun cuando concurra cualquiera de las tres circunstancias, si el aborto se practica tras el plazo de 12 semanas. En todos esos casos el aborto es delito (correctamente entiende la ley que se trata de un delito equiparable al asesinato).
Pues bien: quienes defienden el aborto libre y gratuito pretenden, simplemente, «evitar las desagradables consecuencias del fornicio», para que «lo que da placer siga siendo bueno». En una palabra, eludir la responsabilidad del nacimiento y educación del ser que llevan en el vientre. Rasgo que, en mi opinión, no denota sino inmadurez, puesto que la persona madura acepta y sobrelleva las responsabilidades de la vida y las consecuencias de sus actos, mientras que la persona inmadura rechaza unas y otras, amparándose en vanas excusas, que encubren el deseo de seguir siendo puella aeterna.
Pero no solamente eso. Pretenden además que la tal práctica médica abortiva, contra la cual yo me declaro, sea financiada con dinero público. O sea, con dinero mío y de usted, señora, que también se opone al aborto. Lo cual es el colmo de la irresponsabilidad: ni me hago cargo de mi bebé porque es un engorro, «no estoy preparada» o simplemente porque no me da la gana, ni hago el desembolso necesario para que me lo quiten de la barriga porque mamá Sanidad pública me lo va a quitar gratis.
Pues miren ustedes, señores y señoras abortistas: yo digo NO. Con mi dinero NO.
Siempre NO al asesinato. Aborto=Asesinato.
ResponderEliminar#nocheluna:
ResponderEliminarClaro que sí. En algo habíamos de estar de acuerdo, al menos.
Saludos,
Aguador.
Da pena ver manifestaciones de seres humanos pidiendo libertad para asesinar a niños, esta sociedad es demasiado cruel.
ResponderEliminarSaludos...
Amigo Gazulin:
ResponderEliminarY lo curioso es que a esas mismas personas te las encuentras después "denunciando el intenso sufrimiento de los toros en las corridas"...
(hipócritas)
Saludos,
Aguador
Apreciado Aguador:
ResponderEliminarPues con mi dinero TAMPOCO. ¡Ya está bien de tomarnos el pelo! De todas formas, como sigan presionando al gobierno, éste caerá rendido a sus pies, y tendremos aborto libre y gratuito. La inmadurez y la irresponsabilidad de Z y Soria hacen un juego perfecto con las reivindicaciones asesinas.
Saludos cordiales
#Querida Calandria:
ResponderEliminarSeguro que sí. Pero igual gracias a esta gente me aficiono yo a los toros, quién sabe xD
Saludos,
Aguador