Esto es lo que debió de pensar Pepiño Blanco cuando Solbes le dejó el marrón de explicar qué había pasado con el caso Endesa. El caso es que, más o menos en su papel y sin insultar (por una vez, la culpa de todo no la tuvo el PP), apareció el otro día hablando de los derechos de los accionistas de Endesa. No convenció, pero al menos resultó un poco menos faltón que de costumbre.
Modestamente, debo confesar la misma ignorancia en temas económicos que el insigne Pepiño. Supongo que para explicar el caso Endesa haría falta un libro y a un nivel no demasiado técnico, para que nos enteráramos de cuáles han sido las maniobras de unos y de otros que han terminado en el famoso «despiece» de Endesa: un trozo para Gas Natural y otro para la italiana Enel, quedándose los alemanes de E.on con un palmo de narices.
Quizá para empezar a entender el asunto habría que remontarse a los tiempos en que Montilla, hoy «insigne Molt Honorable», era ministro de Industria, puesto que hoy ocupa el exalcalde mejor peinado de toda Europa. Parece ser que Montilla había contraído una deuda de 1.000 millones de pesetas (cuanto más grande es un hombre, más grandes son sus deudas, sin duda) con La Caixa. Y como Vilarasau y Fornesa son personas de quienes «no se ríe nadie», le debieron de apretar las tuercas y debieron decirle "o pagas o…". Y Montilla pagó permitiendo la OPA hostil a Endesa. ¿Fue una cacicada? Sí. Por eso el TS primero y después Bruselas pararon la OPA. Esta es la parte nacional del culebrón Endesa, aderezada con floridas declaraciones de Zapo acerca de la nación y de la «españolidad» de Endesa y la procesión de Pizarro por toda España con un ejemplar de la Constitución, ésa que según él los gobernantes actuales se pasan por el arco de triunfo.
La segunda parte de este culebrón ya se escenifica a nivel europeo. Aquí es donde uno se pierde, limitado por sus pocos conocimientos de economía y por el pobre seguimiento que hizo de la cuestión traspasadas las fronteras nacionales. Lo que sí tengo claro es que Neelie Kroes, comisaria de Competencia, debe estar con un enfado de tamaño supergigante, porque Moncloa y los italianos de Enel se han arreglado a sus espaldas. Probablemente estas prácticas caciquiles también serán detenidas en Bruselas; pero para entonces, a los españoles ya nos habrán subido el 15% de la cuenta del gas y la electricidad. La justicia llegará, como siempre; E.on podrá reclamar lo que crea conveniente ante Bruselas y la decisión que se tome, finalmente, es muy posible que sea bastante justa. Pero veremos cuánto interés práctico tenga para los españoles, a no ser para señalar la sinvergoncería de unos gobernantes que pretenden sacar tajada para solucionar sus propios problemas.
A estas alturas del culebrón, que todavía puede durar algún tiempo, ya tenemos una víctima: el virtualmente expresidente de la CNMV, Manuel Conthe. Él es quien representa en esta película el papel del «hombre que sabía demasiado» (esperemos que no acabe igual que el personaje de Hitchcock). Además, con la carga de que el PSOE quiere impedirle demostrar lo que sabe. Así se lo ha hecho saber Antonio Gutiérrez, exsecretario general de CC.OO. y actual diputado socialista: que «no se equivoque de ventanilla», le viene a recomendar (eso de las ventanillas debe de conocerlo él muy bien). Entiendo que Conthe no es ni héroe ni villano: simplemente, amenaza con tirar de la manta y se ha colocado en una posición por ello muy peligrosa. Dejado de la mano de su examigo Solbes, quiere tirar por el camino de en medio. Y eso es lo que el PSOE, al parecer, pretende evitar.
Víctima es Endesa también, pero al mismo tiempo botín de caza de los italianos, que al parecer aprovecharon bien el desplante de Moncloa a Manuel Pizarro. ¿Qué interés tendría Moncloa en no dar gusto a Pizarro con la OPA de E.on, pese a que E.on cumplía con todas las especificaciones europeas? Finalmente, víctimas seremos los españoles, porque si ya el ministro Clos anunció esa brutal subida de precios en un sector tan estratégico como es el gas y la electricidad antes de que todo esto se supiera… es que ya estaría pactado. E.on se retira, finalmente, harta de las injerencias del Gobierno español (un Gobierno sometido a una Constitución que, al menos en teoría, protege la libertad de mercado).
Esperaremos acontecimientos ahora. Veremos si finalmente Conthe consigue explicarse en el Congreso. De paso, podremos empezar a cuantificar los perjuicios que todo este sainete nos ha producido en el bolsillo y en la economía general.
Finalizo con una cita del economista y articulista de Libertad Digital, Jorge Vallín, que entiendo describe perfectamente lo que está pasando en la economía española:
«La economía del fascismo es la unión entre grandes grupos privados y el Gobierno para conseguir unos fines "sociales", nunca liberales, donde sólo una élite se beneficia a expensas de la sociedad».
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