PUZLE: 1. m. rompecabezas (‖ juego).
Conozco a un tipo que tiene dos pasatiempos: colecciona contadores de luz y monta puzles. El primero de sus entretenimientos me resultó curioso, meine Damen und Herren. Incluso llegué a pensar que era una mentira; pero en una ocasión me invitó a su casa y puede observar la colección de contadores, que el coleccionista me mostró con explicaciones técnicas de cada ejemplar mientras la satisfacción de haber conseguido algo codiciado esmaltaba su mirada. Es innecesario que les aclare, estimados parroquianos, que mi interés por semejante compilación es equiparable al que tengo por la vida sexual de las gaviotas: ninguno. Más tarde, el individuo me confesó su auténtica pasión: los puzles compuestos por 8.000 piezas. Yo no pude dejar de asombrarme, queridos lectores, soy un tipo al que doblar un mapa ya le cuesta trabajo y que cuando logra despegar una bolsa de supermercado la contempla con la mirada altiva del vencedor. Sin embargo, y a pesar de mi evidente incapacidad y desinterés, admiré el trabajo paciente, la imaginación y la concepción abstracta de las imágenes que demostraba ese hombre tan peculiar. Fue una tarde tediosa, repleta de disimulos y con sempiternas miradas a mi reloj. Sea como sea, salí airoso del trance, y dos hechos así me lo confirmaron: la expresión henchida de orgullo del amante de los rompecabezas y el regalo que he hizo antes de partir: un puzle de 1.000 piezas acompañado con un dictamen: «Es lo mejor para iniciarse; no tengas prisa». Hasta hoy ése momento no había llegado, meine Damen und Herren; pero mi rito iniciático no será con el rompecabezas regalado sino con otro más interesante: el puzle que forma la actuación de José Luis Rodríguez, el Puma.
Ignoro si a ustedes les ocurre lo mismo que a mí, pero no puedo esquivar la idea de que ZP es un hombre fúnebre (él, porque la esquela de su inteligencia y capacidad ya fue publicada), un repartidor diplomado de entierros, funerales y desgracias; aunque la auténtica desgracia está en observar una y otra vez que no sabe estar a la altura de las circunstancias: siempre será un paleto ansioso por demostrarlo. No seré yo el que culpe a ZP de nada referente al accidente del avión de Spanair, ya que los aviones, de vez en cuando, sufren accidentes, el problema es que lo hacen con la misma cadencia de un grupo de olas: de tres en tres. No obstante, sí puedo opinar sobre la gestión que ZP y su equipo ministerial realizan sobre el hecho. Para mi perplejidad y regocijo, la primera en saltar a la arena de la imbecilidad fue nuestra querida Maleni Álvarez; ya saben, meine Damen und Herren, esa mujer que eleva el lenguaje verdulero a la categoría de género literario y la ignorancia a la de sacramento al que seguir. Entre seseos, ceceos, apócopes, onomatopeyas y toda la polivalencia lingüística que la chabacana arrogante es capaz de demostrar, la flamante ministra nos descubrió que su talento sólo es válido para ser «una toca campanas». No me defraudó. Estuvo en su línea: tan serpenteante como un meandro.
Después, al panal de inoperancia acudió la abeja reina —De la Vega—, que fundó una nueva compañía aeronáutica: «McDonald», ya que según ella ésa era la empresa constructora del avión siniestrado.
Yo observé con interés las piezas defectuosas que conforman el puzle de ZP. estaba ansioso por escuchar las declaraciones del iluminado, porque sé que un tonto con iniciativa no pierde ninguna ocasión, aunque tengan que lanzarle hacia ella a empujones. Mi paciencia se vio recompensada con las primeras declaraciones del siempre admirado José Luis Rodríguez, el Puma: «Vengo a coordinar…». Meine Damen und Herren, ¿qué puede coordinar ése esperpento humano? Todavía recordamos su «magnífica» labor durante los incendios forestales de Guadalajara y Galicia, que consistió en mentir, falsear y enterrar a los muertos con la premura por mortaja; costumbre ésta a la que el Gobierno de ZP es muy dado, siempre, claro está, que no puedan obtener beneficios políticos del difunto. No obstante, y con el ánimo de no ser crítico, debo reconocer que ZP aprende rápido, muy rápido, y si logró estudiar Economía en dos tardes, los conocimientos de ingeniería aeronáutica los adquirió en 40 segundos: «El piloto apuró demasiado la pista». Afortunadamente, estimados parroquianos, ZP no quiso legar más frases a los anales de la gansada y regresó a su retiro estival.
Por otra parte, no debemos olvidar que un puzle está compuesto por varias piezas; nos faltan dos: Alfredo P. Rubalcaba y Bernat Soria. Ambos demostraron, al igual que el resto, que su irresponsabilidad les inhabilita para ocupar el cargo de ministro. Rubalcaba prometió lo imposible a los familiares—identificar a todos los fallecidos en 48 horas—, pero ése discurso no estaba dirigido a ellos, sino a conseguir la portada de los periódicos para contrarrestar cualquier comparación que se estableciera con el accidente del Yakovlev 42.
Llegado este punto, meine Damen und Herren, debo plantear una cuestión: el accidente del Yak 42 se produjo en una zona remota de Turquía, de difícil acceso y sin los medios forenses de los que dispone el ministerio del Interior en Madrid; sin embargo, eso no fue óbice para que el PSOE lanzara toda una campaña de desprestigio contra el PP, que llegó, incluso, a introducir familiares de los fallecidos en el Congreso de los Diputados para azuzarlos contra el entonces ministro de Defensa. ¿Qué deberíamos exigirle ahora a Rubalcaba?, ¿sería licito lanzar contra el embustero oficial del PSOE las vísceras de los familiares? El PSOE y su eterno doble rasero. Respecto al inefable Bernat Soria sólo puedo expresar alabanzas por su sinceridad: apareció por los hospitales para conseguir la fotografía de rigor y poco más; aunque creo que el resto también hicieron lo mismo. De eso se trata, meine Damen und Herren, de «chupar» cámara y aprovechar la incertidumbre para tapar otros asuntos; ya saben: «si es necesario, hundimos otro Prestige».
Estos muchachos nunca cambiarán, estimados parroquianos, siempre se mueven entre las paralelas de la ignorancia y la mentira: socialismo en estado puro.
Me temo que no terminaré el puzle de ZP, es aburrido, la imagen me desagrada y es como él: incompleto, le faltan piezas.
Foto: Puzle chusco.
Esta interesante entrada fue publicada en el blog de mi estimado Freiherr Van Orton. El original se puede leer aquí.
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