Eso. Que se acabó lo que se daba. El presidente por accidente se quitó hace una semana la careta, cuando creyendo que no le grababan le dijo en confianza a Lameondo lo de «nos interesa la tensión. Y detrás de él, toda su troupe. A los titiriteros no les gustó pero nada que Rajoy les comparase a «los artistas del madrugón de las 7 de la mañana» o de antes, a los artistas que no reciben subvención alguna por su trabajo. Y han preparado vídeos varios en favor del presidente que les mantiene la canonjía, prebenda, gabela o bufanda, según el caso.
Se acabó el talante y lo hemos visto en la calle. Políticos significadamente contrarios al ¿ideario? zapateril, son agredidos verbal y físicamente por supuestos «antisistema» o «radicales» (que al final se descubre que tienen carnet de partido, es decir, que no son «incontrolados» o «exaltados», ni mucho menos «casos aislados»). Son agredidos físicamente sindicalistas que, sin pretender reventar actos políticos, hacen en ellos acto de presencia y son recibidos con buenas dosis de talante pugilístico. Es agredido Mariano Rajoy por Felipe González, personajillo siniestro que tiene mucho que callar y que por eso mismo no debería de haber tildado a Rajoy de «imbécil».
Lo cual me confirma la idea de que los mítines (transposición del inglés meeting, «encuentro») son para que el líder se someta a la adoración de la masa de convencidos (al estilo de Nürnberg 1934), en vez de servir para que el líder o candidato se someta a las preguntas directas y sin preparar (qué penita lo de Tengo una morcilla para usted) del pueblo, que, cuando le dejan, es más sabio que sus capitostes. Esto se aplica todavía más al pueblo español.
Se acabó el talante. La UGT, a la que Redondo padre quiso libre y que hoy ha vuelto al redil a golpe de subvención gubernamental, ha decidido hacer saber al respetable madrileño que existe con dos huelgas: la de los autobuses, en la que se manifiestan con violencia extrema (incumpliendo servicios mínimos e increpando a compañeros que han querido trabajar, así como tratando de reventar actos oficiales como el de Gallardón por Madrid 2016) y otra prevista, de los servicios de limpieza.
Se acabó el talante también en el ámbito virtual. Blogueros a los que simplemente no nos gusta Z ni su política hemos de aguantar vernos tratados como fascistas por quienes no tienen zorra idea de lo que es la democracia. Gentes que no respetan las ideas de los demás y entran en nuestros blogs sólo para insultar, cuando nosotros apenas entramos en los suyos. Algunos dan grima por lo que hay que leer; pero el mantenimiento de la democracia exige que todos podamos expresar nuestra opinión aunque pensemos que las de algun@s no valen más allá de una boñiga, porque no cabe deducir argumento sensato alguno de sus palabras.
Los presuntos demócratas hackean los blogs contrarios a la ¿ideología? zapateril para impedir su libertad de expresión. Con lo cual, muchos que no sabemos de estas cosas de los hackers nos quedamos indefensos ante estos ataques, que no lo son solamente a una persona concreta, sino a su derecho constitucional de expresar libremente sus opiniones. O sea, de una de las formas de "libertad", esa palabra que está siempre en boca de ellos pero que niegan a los demás.
Para terminar con la entrada de hoy, dejo aquí una cita —casi un recordatorio, porque la he citado varias veces— del maestro D. Fernando Díaz Plaja:
«De cómo muchos españoles entienden la discusión política da idea la historia que ocurrió en un discurso de propaganda electoral durante la República. Un orador estaba exponiendo sus puntos de vista y era interrumpido continuamente desde la galería: "¿Quieres controversia?". A la quinta interrupción, el orador se encaró con el espectador y dijo:
—Sí, acepto la controversia. No me da miedo la discusión y estoy dispuesto a escuchar los argumentos de ese señor.
Hubo un silencio. Todos estaban pendientes de lo que iba a alegar el interruptor. Y éste soltó, de pronto:
—… ¡Mamón!
Es lo que muchos españoles entienden por controversia.» (F. Díaz-Plaja, El español y los siete pecados capitales, 2ª ed., pp. 80-81. Alianza, 1992).
Así es como actúan los progres zapaterinos. Adiós al talante.
Estimado Aguador:
ResponderEliminarEl talante no se ha acabado. Ni al principio ni después, nunca hubo talante. Sólo engaño y mentira nos trajo el histrión de Zapatero. Embaucó a algunos que, bajo la terrible conmoción del 11-M, esperaban algo nuevo bajo el sol. Al resto que le votó y le seguirá votando, los socialistas de "toda la vida", no le importa nada más que la etiqueta "socialista = progre". No sé si, finalmente, podremos "botar" a este inepto e insensato y mandarle lejos del país, pero lo cierto es que si no lo hacemos las vamos a pasar canutas.
Un afectuoso saludo
Querida Calandria:
ResponderEliminarPues sí. Esperemos que algún día podamos contemplar desde la lejanía estos cuatro annia horribilia y podamos decirnos que "ya pasó la pesadilla".
Un abrazo,
Aguador