Ya hablábamos en otro post de la bloguitis que parecen padecer algunos jerarcas socialistas. Saben que la televisión, como reza la actual campaña de la cervecera Foster's, es "infecta" y que por eso muchas personas la rechazan y han ido emigrando paulatinamente a la Red. Así que, ni cortos ni perezosos, los jerarcas socialistas se han puesto las pilas y ahora también nos dan la brasa desde la Web. Con la ventaja inimaginable antes de que cuando alguno de ellos diga alguna chorrada ésta quedará registrada en alguna parte.
La tecnología y, sobre todo, el conocimiento de lo que se puede hacer con ella, han avanzado muchísimo. Y los socialistas, de una imaginación siempre fértil (lástima que le suela faltar conexión con la realidad), han decidido abrir el frente multimedia. Ya en las elecciones generales de 1996 dieron muestras de estar en la vanguardia de la propaganda política (no de la verdad, como siempre): el "vídeo del doberman" era de Juzgado de Guardia (nada menos que presentar a la oposición aspirante con posibilidades reales de ganar como una jauría de perros rabiosos), pero no fue denunciado por Aznar, más preocupado por "pasar página".
Así las cosas, diez años más tarde estamos enzarzados en la guerra de los vídeos. El PP sacó hace ya un tiempo un vídeo sobre el 11-M, lo que hizo que Pepiño Blanco lo "criticara ásperamente". Claro que sólo vino a decir que "no era verdad" lo que se decía, sin aportar algún dato concreto que se pudiera considerar una réplica. La dialéctica marxista es así y comienza por despreciar sin más los argumentos del contrario, sin aportar nada que se pueda considerar verdaderamente argumento.
Y ahora el PSOE saca otro vídeo sobre lo que supuestamente hizo el Gobierno del PP durante la tregua-trampa de 1998. Al parecer, es un vídeo con las inexactitudes justas para que nos creamos que el Gobierno del PP hizo lo que dice el PSOE que hizo. Es decir, un vídeo manipulado. Y Miguel Ángel Rodríguez, aludido personalmente en ese vídeo, responde por el mismo medio. Y está bien así. Al PSOE nunca le han gustado los contraopinantes, ni siquiera en sus propias filas (tan demócratas, ellos: que se lo pregunten a Rosa Díez o a los dos Redondos, padre e hijo) y prefieren a la oposición calladita y de rodillas a ser posible. Por eso me parece correcto que quien se vea aludido y tenga algo que decir no se calle si tiene oportunidad de defenderse.
A mí lo que me preocupa es que, descubierto este filón, vamos a tener brasa para mucho tiempo. Bastaría con ajustarse a la verdad en vez de tratar de arrimar el ascua a la propia sardina. La verdad simple. Sin aditivos, ni colorantes, ni conservantes. Pero me temo que, parafraseando a El Último de la Fila, "cuando la propaganda entre por la puerta, la verdad salte por la ventana".
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