Volvemos, después de un tiempo, a retomar el tono político y hasta cierto punto, guerrero en mi blog. Creo que hasta yo mismo lo echaba en falta. Pero como siempre, vamos por partes, que diría Jack el Destripador.
Hoy quería ocuparme de de la lamentable situación del PP en Cataluña. El PP en Cataluña es, hoy en día, un partido testimonial, que cada vez tiene menos credibilidad. ¿Cómo es posible que hayan llegado a tal extremo las cosas? Existen varias causas relacionadas entre sí, a mi parecer, que vamos a enumerar aquí.
La primera, desde luego, es la debacle interna. Bien dicen que uno atrae lo que es. Así que Demolition Man Piqué, presunto presidente del PPC, que es un líder mediocre tirando a pésimo, atrae a personas mediocres tirando a pésimas a su directiva. Sólo así se explica que estén en la poltrona del partido personas como Francesc Vendrell, de presuntos méritos y anterior obediencia nacionalista. Y como su caso, otros, que pese a militar ahora en el PP ni olvidan ni se arrepienten de su militancia convergente, "sonrojándose ante las españoladas" de la directiva nacional del PP. Las directivas provinciales están compuestas de personas que en su casa las conocen y poco más. Y en Barcelona, en concreto, me figuro que sólo las intrigas palaciegas internas para repartirse lo poco que hay han dejado el partido como está. No parece sino que Piqué y sus compadres están demoliendo el partido en Cataluña.
La segunda es la estrategia de acoso del PP y expulsión de la vida pública. Al enemigo, ni agua, dicen. Y así, no importa que estemos ante un gobierno monocolor nacionalista de derechas o tripartito nacionalista de izquierdas: al PP hay que borrarlo de las noticias, como no sea para criticarlo. En Cataluña el PP, sencillamente, no existe. O existe, pero por referencias de los demás partidos que sí tienen cámara y micrófono. Y esos partidos (o algunos de ellos) se permiten vulnerar la más elemental democracia cuando instigan a sus secciones juveniles a lapidar públicamente al PP, a insultarlo, incluso a golpear a sus dirigentes. Claro, no lo van a hacer directamente, porque queda muy feo; pero para eso están los jóvenes, ya acostumbrados al trabajo sucio. Los "chicos de la gasolina", que hubiera dicho Arzallus.
Tal vez por eso el conciliador Piqué siente la necesidad de aliarse con alguien poder salir en la foto, aunque sea por delegación. ¿Y a cambio? Pues nada: unas migajillas y sobre todo, el silencio cómplice ante las fechorías que nunca se van a denunciar ni política ni judicialmente. Esto es lo que me hace concluir que el PP en Cataluña ha sido, salvo en el corto período en que lo dirigió Aleix Vidal-Quadras, el mamporrero de CiU. Sabido es que el mamporrero es el que ayuda a que el toro cubra a la vaca. Y eso es exactamente lo que hizo el PP cuando CiU gobernaba en la Generalitat.
Y en último lugar, pero no porque sea menos importante, el extraño abandono de Cataluña por parte de la directiva nacional. Parece existir una consigna no escrita de que "Cataluña no se toca", vigente desde 1996, según creo (aunque podría ser desde antes). El único que se atrevió a saltarse la consigna fue Vidal-Quadras y... bueno, Salomé Pujol no tardó en pedir su cabeza a Herodes Aznar una vez firmó los pactos del Majestic, de modo que lo mandaron a Bruselas para que no resaltara tanto su estatura sobre la enanidad de Pujol. Claro es que no me refiero a estatura física, sino política: Vidal-Quadras tenía la virtud de no arrugarse ante el nacionalismo en general y ante Pujol en particular (algo que echamos de menos en los genuflexos Piqué y Fernández Díaz).
Pero sorprende desagradablemente que, a pesar de todos estos indicios, la directiva nacional no haya tomado ninguna medida para remediar la situación. No se me alcanza qué le pudo contar Piqué a Rajoy; pero el caso es que la directiva nacional no ha movido ficha en todo este tiempo. No parece importarles demasiado que un buen puñado de votantes se quede sin nadie que represente sus intereses. Tal vez ese lugar lo tome Ciutadans de Catalunya, partido al que habrán votado (me figuro) bastantes ex-votantes del PP, hartos de la languidez y de la tibieza de sus candidatos.
Y mientras las cosas sigan así, el tripartito puede estar tranquilo, que el PP no les hará ningún daño. Los demás, a callarnos y a esperar que salga alguien que defienda de verdad nuestros intereses, que desde luego no pasan ni por la independencia, ni por un Estatuto que no nos deje ni respirar, ni por la necesidad de poseer una ejecutoria de catalanidad tan parecida al "certificado de arianismo" nazi. Certificado que certificaba, valga la redundancia, la "arianidad" de su poseedor desde 1750, nada menos.
Pues eso: que Dios nos coja confesados.
Un abrazo...de el Palmesano...
ResponderEliminarSabes Luis? Tengo un nudote en la garganta al leerte de nuevo. Ya te dejaré noticias nuestras... De Claudia y de este olvidado amigo tuyo.
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