4 de febrero de 2007

Marea rojigualda

Ayer fue Madrid un clamor. Cientos de miles de personas, más allá de las apenas 180.000 que dice la Delegación del Gobierno que hubo. Personas de toda edad, raza y condición, dentro de lo que se puede encontrar en Madrid, se manifestaron contra el "diálogo", contra la "negociación". Exigieron al Gobierno que no se negociase más con los terroristas. Los protagonistas absolutos fueron las víctimas: no solamente las de la AVT, como dicen los manipuladores, sino todas. Hubo también un emocionado recuerdo y homenaje a las dos víctimas más recientes, Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, por parte de sus compatriotas residentes aquí. Excelente también la presencia de Rosa Díez: supongo que los camaradas del "vete a la mierda, Rosa" tendrán otro motivo para decirlo, pero da igual. Ella está con las víctimas, más allá de toda bandería, que es lo que importa.

Es significativo que nadie del Gobierno asistiese, cuando dice proteger tanto a las víctimas. Los voceros oficiales del Gobierno, como el agitador Pepiño y el converso López Garrido (ya se sabe que cuanto más reciente la conversión, mayor el furor) proclamarán a los cuatro vientos las consignas acostumbradas. Escenificarán (palabra consagrada para el uso, pero nunca mejor dicha) una de las mejores tácticas marxistas (de Groucho, no de Karl): "¿A quién va a creer usted: a mí o a sus propios ojos?".

También es muy significativo que Zapo ni sus corifeos hayan siquiera osado pronunciarse sobre la manifestación. Casi es de agradecer, porque las solemnes memeces que salían de sus bocas, cuando no la provocación lisa y llana, contribuían a caldear el ambiente. La consigna es el silencio; e incluso Pepiño, habitualmente incontinente, dedica su blog a meterse con Rajoy y con Aznar (qué obsesión con Aznar, oiga). Quizá debería preocuparse más por su propia casa, cuya permanencia en la Moncloa esperamos que tenga la fecha de caducidad de marzo del 2008.

Frente a la manifestación de los titiriteros, sin banderas españolas oficiales, una marea roja y gualda de personas de toda edad y condición sin deudas con el Gobierno. Frente a los carteles de "Alcaraz asesino" (lo vimos en Telemadrid), el "a ETA se la vence, no se la convence". Frente a los "cordones sanitarios" de Luppi (andaría sobrado de mate; si no, peor tantito), abrazo solidario (de verdad, no la solidaridad pagada de los titiriteros) a los compatriotas de Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio.

Mientras tanto, las "investigaciones no oficiales" de Luis del Pino y compañeros avanzan lentamente, pero ya han conseguido que caiga un juez. Ha caído la versión oficial y lo que don Luis y compañeros empiezan a desvelarnos es para ponerle los pelos de punta al más pintado. Se trabaja nada menos que con la hipótesis de que fuera la ETA la responsable última del atentado, en la que el explosivo fue facilitado efectivamente por la trama asturiana, y se utilizara a unos moros con la doble función de atrezzo y de cabezas de turco. Y el foco se va dirigiendo lentamente hacia el PSOE.

Hay otra pregunta, no menos inquietante que todas las que se puedan hacer del 11-M: ¿se estaba enterando Ángel Acebes de lo que pasaba en su Ministerio siquiera un mes antes del horrible atentado? Lealtades vendidas y/o conservadas para Rafael Vera, que sin duda estaba mejor informado que el propio ministro... el despachiyo de Extremadura... eso es algo que también se ha de investigar.

Mira que si esto fuese verdad...

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