Entresaco y separo en párrafos un texto proveniente de la periodista Carmen Leal, en Diario de América. Al margen de la reivindicación trasnochada de eventos y personajes varios que estarían mejor sin haber sido reivindicados —clásicas cortinas de humo—, hete aquí de lo que de verdad estamos hablando:
De la aprobación de esta ley de "memoria histórica" los nacionalistas han sacado sustanciosos beneficios económicos. El PNV recibirá a cambio de sus votos su antigua ex-sede en París, un palacete, ahora sede del Instituto Cervantes, ya remodelado y adecuado cuyo elevado costo ha sido sufragado con los impuestos de todos los españoles. Curiosamente nunca se ha podido demostrar que la titularidad fuese del PNV. Este partido reclama también parte de los archivos de Salamanca y que aún no lo ha conseguido. Todo se andará.
A CiU tampoco le ha ido mal. A "Unión" de Durán Lleida se le restituye sus bienes (mejor dicho: los bienes del un Partido fundado en 1931, escindido de Acción Catalana y llamado Unión Democrática de Cataluña que se disolvió en 1939 y se confiscaron sus bienes). Aunque duró 8 años se le ha considerado en la ley como partido histórico. No sabemos el monto económico que percibirá, todavía andan en negociaciones.
No es de extrañar que se escenifique en las votaciones una cierta "resistencia" a la ley, ya que estamos en campaña preelectoral, pero que Zapatero contará con su inestimable ayuda es un hecho. Además podrá transmitir desde la SER, y con mucha prisa que esta ley salió del Parlamento con los votos de la derecha camuflada de nacionalismo (CiU y PNV) y la izquierda. Aunque los casi 10 millones de votos del PP queden al margen, en el "cordón sanitario".
Ante esto, yo pregunto: ¿devolverá la izquierda todos los bienes que se llevó al exilio, a México, a Francia, etc., o será como las oscuras golondrinas de Bécquer? Cabría incluir el llamado oro de Moscú, pero como se llevó en pago de la raquítica ayuda militar soviética (no así la ayuda política: Stalin mandó un alud de comisarios políticos que detenía y torturaba a la aterrorizada población civil), casi se le puede perdonar (o no: se admiten sugerencias).
Aznar perdió una ocasión de oro en su segunda legislatura para reformar la ley electoral e impedir que los partidos nacionalistas se acabaran constituyendo en los árbitros de la situación política y —sobre todo y mucho más grave— de los dineros de todos. Que es lo de siempre: al final, politicastros y dinero van de la mano (la política, tal como yo la conceptúo, es otra cosa).
Ah, cojones. Todo por la pasta. ¡Que memoria, ché!
ResponderEliminarAmigo HDZP:
ResponderEliminarNaturalmente, nen... ¿acaso te creíste el cuento de los Païssos Catalans, la Gross Euskalerría y Companys y no sé cuántos mitos más? Ya lo dicen bien aquí: "la pela és la pela".
Y mira, ya ves: al presidente del PSPV, por un "póngame allá esos ladrillos" le han dejado completamente plá. Si es que a estos progres les pierde el vil metal...
xDDDDDDDDD
Saludos,
Aguador