Aprovechando que hoy no es el Día Mundial de la Infancia, voy a tocar un tema que no suele salir demasiado en la televisión (ya se sabe que quod non est in televissio, non est: lo que no está en la televisión no existe). Quiero decir: ¿por qué carajo hemos de hablar de este tipo de temas sólo cuando se «celebra» el Día Internacional de o contra… (lo que sea)? Y si hubiese verdaderamente algo que celebrar, sería la supresión de esta bárbara costumbre, creo yo. Mientras tanto, se impone la lucha antes que la «celebración».
¿Qué justificaciones tiene ese mal llamado «turismo sexual infantil»? Teniendo en cuenta que los sujetos activos (perdonen el eufemismo) se pueden clasificar en varios grupos, vayamos por partes:
- Los pedófilos no necesitan ninguna justificación. Satisfacen su aberrante apetito sexual y eso les basta y sobra como justificación. En este blog hay ya una entrada que en su momento les dedicamos.
- Un segundo grupo de personas con poder adquisitivo elevado, que consideran la el turismo sexual infantil como «algo excitante» (¡?!). ¡¡¡¿¿Pero cómo es posible que haya personas que consideren la violación de un niño o niña como algo «excitante»??!!! ¿Tan hastiados están de sí mismos? Si quieren «emociones fuertes», se les pueden proporcionar, vaya que sí. Por ejemplo, lanzarles desde un avión (con o sin paracaídas, se deja a elección).
- Los explotadores sexuales en sentido estricto, que a un nivel coloquial o vulgar identificamos como «chulos» o «proxenetas». Es decir, aquellos que se aprovechan de dicho tráfico y/o comercio sexual. Gentes a quienes no les importa romper la indemnidad de la infancia, que se repiten a sí mismos «así ayudan a sus familias» como forma de tranquilizar su podrida conciencia.
Resalto aquí unos párrafos de la página web de ECPAT, ONG de ámbito internacional especializada en turismo sexual infantil:
Algunos clientes de la prostitución argumentan que tienen una necesidad biológica real de satisfacción sexual. Otros dicen que utilizan los servicios de prostitutas como una forma de compañerismo con colegas o amigos, o por no poder negarse a propuestas de visitas colectivas en el ambiente donde interactúan. Finalmente, otros clientes pueden comprar sexo para crearse un sentimiento de masculinidad asociado al poder sobre otras personas.
Las investigaciones realizadas en Gran Bretaña y Estados Unidos han descubierto que una de las características más comunes presentes en los autores de delitos sexuales contra los niños/as es su distorsión de las creencias y las actitudes. Muchas de estas creencias son frecuentemente formas sexualizadas de racismo (en esta cultura las chicas alcanzan la madurez sexual mucho antes). Se considera que los niños/as son responsables de su propio abuso, que buscan conscientemente la actividad sexual con el adulto y que consienten explícitamente en las relaciones (el menor ha escogido libremente esa forma de vida). Las distorsiones de la realidad también permite a los abusadores creer que no tienen responsabilidad alguna en sus acciones, y que en todo caso los niños/as salen beneficiados del abuso (solamente están ayudando al niño/a a conseguir algo de dinero). Los programas de tratamiento de los agresores deben hacer especial hincapié en la modificación de dichas percepciones distorsionadas y en fomentar el desarrollo de actitudes de empatía hacia las víctimas.
Además de los propios agresores, en la estructura de la ESCI pueden participar muchos otros actores en diferentes fases del delito: miembros de la familia, líderes comunitarios, el sector privado y redes criminales organizadas.
Perdóneseme la extensión de la cita, pero era necesario incluirla toda. De ésta se puede inferir una cosa: que la madre del cordero aquí es única y exclusivamente la pobreza. La pobreza que hace esclavos y que los mantiene en esa condición mientras son útiles a sus amos. También, la participación de mafias transnacionales (japoneses, chinos, mexicanos, brasileños…) da una nueva dimensión al problema, que ya no es de orden privado dada la envergadura de quien trata de hacerse con tan execrable como lucrativo «negocio».
Quizá en los otros factores no podamos incidir tanto, pero sí podemos hacer algo respecto de los clientes, que son del Primer y mal llamado «mundo desarollado». ¿Tan enferma está la sociedad que puede albergar en su seno una «demanda de servicios» como ésta? Lanzo una pregunta a todos aquellos a quienes el turismo sexual infantil les parece una «aventura excitante y divertida» (que además, como tiene el olor de lo prohibido, excita más su quebrantamiento): ¿LES GUSTARÍA A ELLOS QUE ALGUIEN SE APROVECHARA SEXUALMENTE Y POR DINERO DE SU HIJO O HIJA PEQUEÑA, O DE UN SOBRINO O SOBRINA, O DE UN FAMILIAR CERCANO?
Se corren apuestas sobre la probable respuesta de esas personas.
Es un delito repugnante que debe perseguirse. Y castigarse. Una de las características de las Civilizaciones es que se dotan de Leyes para convivir. Apliquémoslas, que es lo que no se hace la mayoría de veces. Un saludo.
ResponderEliminarAmigo HDZP:
ResponderEliminarEl delito que hay aquí es el de la pobreza, que empuja a tantas personas, de forma activa o pasiva a ejercer este tipo de vida. Y culpables somos nosotros cuando decidimos mirar a otro lado; culpables son nuestros políticos cuando deciden no presionar para que la situación cambie; culpable es el mundo entero, que vive de espaldas al dolor y que no le importa mientras no caiga sobre ellos esa maldición...
Saludos,
Aguador
Hola Aguador,
ResponderEliminarHoy me he tomado el tiempo para hacerte una visita. Es que Ustedes sois tantos y tan ricos en sus temas que no cuento con el tiempo que desearía para leerlos a todos.
Combativa realmente tu entrada de hoy! Y me gusta mucho!
Comparto tu peocupación por un mundo mejor y por ello, este deseo está en mis oraciones todos los días.
Corté mi abono de Cablevisión que me vendía basura del mundo intentando convencerme que era de la mejor calidad, y...festejo el día de la Vida todos los días, porque todos los días agradezco estar viva! en esa celebración están mi familia, y también los niños y adultos tirados en las calles y tantas cosas más dolientes que me ocupan porque me preocupan.
Un fraternal saludo desde Argentina
Chauuu
Anahí