5 de octubre de 2007

El perro del hortelano

En esta entrada vamos a hablar de trapitos. Concretamente, del trapito rojigualda y del trapito tricolor. Dicen los que más entienden del asunto que los símbolos nacionales (por concreción, escudos, banderas y similares) son de todos. O sea, que no son de nadie en particular. Vamos, que si un servidor, un día cualquiera, se arriesga a salir a la calle con un pin de la bandera española en la solapa o una pegatina en el reloj, estaría perfectamente legitimado para ello. Naturalmente, hacer esto en Cataluña es exponerse a las miradas de través de los educados y al señalamiento, acoso y derribo por parte de los borregos y los fanáticos. Pero no nos desviemos el tema.


Siguiendo el razonamiento, dos millones de personas, o millón y medio, o los que sean, están perfectamente legitimados para usar la enseña nacional constitucional en una manifestación conforme a Derecho. Bien, pues no. Resulta que la utilización de banderas constitucionales por parte de la derecha da pie a los progres para decir que «se están apropiando de los símbolos de la nación». Y esto lo afirman sesudos licenciados en Derecho (como el señor López Garrido). Recordemos, pues, por un momento, algunas nociones de derecho civil: ¿cuándo el mero uso puede equipararse a la apropiación? El Código Civil no los equipara en ningún momento; ergo no son ni pueden ser la misma cosa.


Del otro lado, las manifas progres han estado cubiertas de banderas republicanas (preconstitucionales y desde luego no oficiales) o incluso de la bandera multicolor del movimiento gay, que ni siquiera ha sido oficial en España en momento alguno. Se conoce que sienten vergüenza de llevar la bandera española oficial en sus manifestaciones. O piensan que usar la bandera española oficial es propio de fachas peperos.


Supuesto lo anterior, ¿con qué derecho dicen los progres que «la derecha se está apropiando de los símbolos nacionales» si a ellos mismos les da vergüenza usarlos públicamente? No es más que una estrategia para que poco a poco nos vayamos alejando del concepto de España que aprendimos de nuestros mayores, nos avergoncemos de nuestra bandera, de nuestro escudo y de nuestro himno y aceptemos esa cosa llamada «nación de naciones», que no es sino un reino de taifas en que cada taifa tendrá su cacique. Bien a las claras se ve para quien trabaja Zapo y a quién le debe la poltrona.


Pues eso: como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.

5 comentarios:

  1. Yo pienso seguir honrando a mi bandera como y cuando quiera. Un saludo.

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  2. Amigo HDZP:

    Naturalmente. Nadie tiene derecho a decirnos si podemos llevar o no la bandera nacional, o cantar el himno nacional, ni cuándo ni dónde debemos hacerlo. Y mucho menos la izquierda, que se comporta de forma tan vergonzosa respecto de los símbolos nacionales.

    Saludos,
    Aguador

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  3. Aguador: El trapo tricolor no es la bandera "republicana". Las banderas representan naciones, regiones, municipios, ideologías... pero no formas de estado. Por eso no hay una bandera "monárquica", sino una bandera de España, la rojigualda, que es independiente de la forma de estado que tenga la nación española.

    Sobre este tema, le oí decir a uno de estos nuevos rojos en un debate de Telemadrid que "no hay que llevar la bandera, porque la bandera es de todos". Con estos irrebatibles argumentos, a ver quien es el listo que se atreve ahora a ir a manifestarse con una bandera.

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  4. Amigo República Rojigualda:

    Buena precisión. Incluso, hablando de "apropiación de símbolos", se podría decir que la izquierda se apropió de la bandera tricolor, de forma que ahora parece que entre 1931 y 1936 no había más que republicanos de izquierdas (se olvidan interesadamente de Gil Robles y de la CEDA, que gobernaron dos años casi... xDDDDDDD).

    Idiota "guerra de banderas". Yo tengo tanto derecho a llevarla como un progre, que igualmente tiene derecho a no llevarla, aunque eso le retrate.

    Saludos,
    Aguador

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  5. Hace unos cuantos años no sentíamos ninguna necesidad de mostrar la bandera. A mi juicio, el acoso, hostigamiento y avasallamiento al que nos vemos sometidos por parte de los nacionalistas radicales y la aquiescencia del PSOE (cuando no la defensa abierta de la República) ha propiciado que saquemos muchas más banderas a la calle. Ahí está, me parece, el grave problema. Una legítima reacción de autodefensa frente a la barbarie.
    Un cordial saludo

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