1 de octubre de 2007

Hijos de Buda (I)



En la antigua Birmania, hoy República de Myanmar, suenan tambores de guerra. Hoy ya no es sólo la población civil la que se levanta contra el régimen dictatorial militar. Son los monjes budistas los que se levantan contra la tiranía, arrastrando a unas 300.000 personas, nada menos. Los militares, no obstante, no se han dejado impresionar y han disparado contra los monjes. El rostro presente de Aung San Suu Kyi ha guiado esta nueva protesta, cuyo motivo externo ha sido la brutal subida de los carburantes.



Birmania entraría en el apartado de «Curiosa geografía» de la que hablábamos en otro post, si no fuera porque allí a día de hoy se reparte leña para todo el que quiera (y para los que no quieren, que son muchos más, también). Está en el sudeste asiático, cerca de Malasia y Thailandia, que para el europeo traen referencias poco honorables referidas al «turismo sexual» y otras porquerías, que las autoridades de allí consienten porque dejan divisas y las de aquí «prefieren no conocer porque entra dentro de la libertad de la persona».



Birmania fue colonia británica hasta su independencia y hay un nombre ilustre vinculado a ella que hoy podría estar en boca de todos nosotros: en esas tierras sirvió al Imperio Británico el señor Eric Arthur Blair (más conocido como George Orwell). Pero los ingleses se fueron en 1948 y, aunque sólo fuese por la órbita cultural en la que se mueve, en 1949 se implantó una dictadura comunista (o lo que es igual: todos pobres y todos jodidos menos unos pocos, que también están jodidos pero menos porque son fieles esclavos del Partido o del dictador que controla el Partido).



El episodio más negro de la historia de ese bello país todavía se está escribiendo ahora. Desde 1962 sufre una dictadura militar pro-china. Es un detalle interesante porque deja al descubierto varias cuestiones:




  1. En primer lugar, la insistencia de la progresía y de la izquierda en general en la falsa idea de que «las dictaduras militares sólo pueden ser de derechas». Para ellos, los ejemplos están clarísimos: Pinochet y, sobre todo, Franco. La dictadura militar birmana rompe el esquema porque es claramente de izquierdas. A pesar de eso, curiosamente, nuestros medios de comunicación apenas hacen referencia al «Consejo Militar», como si fuera una dictadura «militar a secas».


  2. En segundo lugar, tampoco hay que dudar de un aspecto importante: los regímenes comunistas, bien que con otra terminología y otro «ropaje», no dejan de ser una especie de sociedades militares. No hay más derechos que los que concede un escalafón muy rígido (se borra de un brochazo la lucha de clases) y si estás en el grado más bajo, no tienes ningún derecho. La vida ascética (o sea, la pobreza más miserable) es obligada para todo el mundo, menos para la nomenklatura, que precisamente por haber vendido su alma al Partido tiene compensaciones y su vida es menos ascética que la de los demás. La URSS también era así en sus inicios; y lo mismo China, vestida con traje Mao.


  3. Lo anterior nos lleva a una conclusión: que las ideas de comunismo y fuerza coactiva e imposición no son en absoluto contrapuestas. La disciplina comunista es muy dura y para que todo el mundo pueda «seguir en ella» se crea un sistema policial con amplias atribuciones para actuar como un «estado dentro del Estado» (al modo de la Gestapo o la GPU). Del control surge la amenaza, de la amenaza el miedo y del miedo la delación, que cierra el círculo llevándonos otra vez al control. Quien sale de este círculo se convierte en un «enemigo del pueblo» o en un «traidor a la patria» y puede ser eliminado (en muchos casos debe ser eliminado).


Con estas tres premisas nos enfrentamos al caso de Birmania (el nombre de Myanmar fue impuesto por la dictadura militar).


4 comentarios:

  1. Muy buena e interesante entrada.

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  2. Así es Aguador. Los regímenes comunistas para mantenerse en el poder necesitan muchos policías y militares para controlar que la libertad no ande suelta y para castigarla al primer síntoma. Cuando pienso en la represión soviética me vienen a la mente muchos nombres de escritores y músicos que fueron perseguidos y, a veces, aniquilados. Pienso en M. Bulgakov, en B. Pasternak, en Prokofieff (que volvió a su país creyendo que todo iría bien) y también en Shostakovich, y tantos otros.
    Todos los corderos deben balar con las sílabas bee, bee; cuando balan de forma diferente son exterminados por los matarifes comunistas que dictan la vocal a utilizar. Nunca hay lugar para la disidencia. Sólo cuando la masa pierde el miedo y lucha a muerte se puede vencer a la siniestra secta.
    Saludos cordiales

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  3. A mí lo que me extraña no es que la progresía mediática cercene la información y omita el hecho de que Birmania sea una tiranía comunista, sino que Jetapé no haya incluído a Birmania como socio preferente en política exterior.

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  4. #Calandria:

    Totalmente de acuerdo. La histeria y la paranoia del monstruo Stalin respecto de sus enemigos provocó varias sangrientas purgas (entre ellas, una que dejó al Ejército Rojo sin oficiales de valía, gracias a un dossier llegado "vía Berlín").

    #República Rojigualda:

    Teniendo en cuenta que ZP sólo se "lleva" con Irán, Micronesia, Melanesia, Polineaia y poco más, sería un gran avance para él. Además, estoy seguro que le regalarían una heroína de primera, para que flotará más y prometiera más y mejor...

    xDDDDDDDD

    Saludos cordiales,
    Aguador

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