Empezamos bien el año. Todavía resuena el estrepitoso hundimiento de la T-4 en Madrid por el bombazo de ETA. Comparece Zapo y, en esa comparecencia, no se atreve a decir que rompe las conversaciones con los terroristas. Solamente "las suspende". Son los demás los que tienen que aclarar al respetable que el "proceso de paz" sí está roto irremediablemente. Pero todavía algunos hablan de que "si ETA dejara las armas".
Veamos. En sus 40 años de vida (se cumplen el año que viene), ETA no ha dejado nunca las armas. Se ha escindido, ha "declarado treguas", pero jamás ha abandonado la lucha armada. Los políticos tienden a olvidar que la kale borroka es también lucha armada, porque a fin de cuentas "sólo" se destruyen cajeros o se queman autobuses. Es decir: cosas. No es algo que, según algunos políticos, "afecte a las personas".
Sin embargo y a pesar del coro de "ya os lo dije", el Gobierno sigue sin querer admitir públicamente el fracaso de la "joya de la Corona" de su programa electoral: la "pacificación" de Euskadi. Buena prueba de ello fue la comparecencia de López Garrido en el programa de TVE "59 segundos". Dijo las obviedades más palmarias con las que todo el mundo estaría de acuerdo, pero sin contestar a lo que le preguntaban concretamente.
Existe otra variable. Después de 40 años, ser etarra es un medio de vida. Así como unos arreglan coches o tramitan expedientes, un etarra "se gana la vida" poniendo bombas, extorsionando a los empresarios y amedrentando a la gente. La cuestión "política" es importante, desde luego: piden Navarra y algunas tierras más. Pero a ras de suelo, lo que importa es que para algunos es "rentable" ser pistolero de ETA.
ETA viene a ser parecida a la Hidra de Lerna a la que tuvo que enfrentarse Heracles. Recordemos brevemente el mito: la bestia mitológica vive en su propio fango. Heracles tiene que acercarse a ella tapándose la nariz, porque su aliento es letal y lanzando flechas ardientes para hacerla salir. Cuando consigue que salga, la golpea con su clava o garrote; pero por cada cabeza que corta salen diez más. Finalmente, recordando el consejo de su maestro Quirón, se mete en el fango hasta las rodillas y levanta a la bestia a la luz del sol, con lo cual la bestia muere.
ETA resistió la etapa franquista y salió "victoriosa" del enfrentamiento con el GAL. Sólo la aprobación de la Ley de Partidos y el Pacto Antiterrorista consiguieron separarla del fango del que se nutre. Zapo volvió a dejar las cosas como estaban en 1996 o un poco mejor para los terroristas, si cabe.
La "negociación" es inútil. No se negocia con quien quiere rebanarte el cuello. Tampoco los "garrotazos" son efectivos. Hay que cortar la corriente subterránea de la que se nutre ETA. Pero se necesita a alguien verdaderamente valiente e inteligente para eso. No sé quién pueda ser; pero no me cabe duda de que Zapo no es ese hombre.
En fin. Feliz Año Nuevo.
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