El juez Grande-Marlaska ha decidido archivar la parte de la investigación relativa a la contratación del Yak. Con ello, se exculpa moralmente a Federico Trillo y a su administración del fallecimiento de 62 militares. Esto significa, sin duda, que la responsabilidad se trasladaría a la empresa a la cual pertenecía el aparato y a los pilotos, que según se llegó a decir, no se hallaban en las mejores condiciones para pilotar el avión. Queda abierta todavía la pieza de responsabilidad por la identificación de los 62 cadáveres, poco menos que rocambolesca. Y se abre la vía para que las familias de los fallecidos soliciten una indemnización por responsabilidad de la Administración.
Bueno, ¿y ahora qué? Lo primero es echar una mirada en derredor y preguntar si ha habido algún cargo socialista que entone el mea culpa. Sobre todo, de los que en aquel 2003 cubrieron de basura a Trillo, entre los cuales estaban el hoy mudísimo Jesús Caldera, entonces portavoz del PSOE en el Congreso (¿se acuerdan de lo del comando Dixan y las risitas que suscitó aquel epíteto entre los progres? Fue él quien lo dijo) y el ex-minijtro José Bono. Nadie del grupo PRISA, por supuesto, levantará ahora la pluma para pedir disculpas a Federico Trillo por todas las barbaridades que se llegaron a decir de él. Otra cosa es que fuese un buen ministro de Defensa, que es materia discutible. Pero hay que dar a cada uno lo suyo y si Trillo no fue culpable en la parte de la contratación, justo es decirlo y de bien nacido es reconocer que uno se equivoca cuando el error existe.
Qué duda cabe que el PSOE manipuló no solamente la información que nos llegaba, sino que también manipuló a los familiares de las víctimas que, en un arranque de furia, acorralaron a Federico Trillo cuando iba a comparecer ante el Congreso y le llamaron «asesino». Pero está claro que los socialistas conocen muy bien la técnica de la manipulación —dignos sucesores de Goebbels y de Ehrenburg— y la emplean mucho mejor que el PP. Así, pues, controlando como controlan el 80% de los medios de información, los 62 militares fallecidos lo fueron por la «criminal desidia» de Federico Trillo y sus subordinados.
Realmente, para el PSOE Trillo fue un cabeza de turco. Es decir, al PSOE en aquellos momentos le importaba un carajo la gestión de la Defensa (cabe decir que ahora que gobiernan, también). Únicamente centró su interés en laminar a Trillo porque era a lo que en aquellos momentos se podían agarrar, igual que antes se habían agarrado a lo del Prestige (¡ah, solidarios progres del Nunca máis!). Si el PSOE se dedicara a la tarea de forjar un Ejército que sirviese a las necesidades del país con la misma energía con que se dedicó a machacar a Trillo, ni los USA nos chistarían. La realidad, lamentablemente, es muy otra y queda reflejada en este párrafo que entresaco de un artículo de GEES (el coloreado rojo es mío):
«Hoy, gobiernos y grupos políticos europeos, a izquierda y derecha, reflexionan sobre el entorno estratégico de Europa. El PSOE desprecia estos intentos, por la simple razón de que sus responsables son incapaces de realizar un análisis medianamente serio sobre el futuro de una defensa nacional en la que, por otra parte, dicen no creer. Por incapacidad o por furia ideológica, el Gobierno y el PSOE han renunciado a pensar la defensa tal y como otros partidos socialdemócratas europeos lo hacen. A diferencia de ellos, el PSOE no es que no haga la tarea; es que ni siquiera está interesado en ella».
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