Media Barcelona lleva ya varios días sin luz y los barceloneses están ya más que soliviantados. No se pueden duchar, no pueden comer caliente ni beber frío (o a la inversa). La causa física parece ser el incendio de dos transformadores de la empresa suministradora, avería que al parecer tardará algunos días más en solucionarse. Las pérdidas en establecimientos de comestibles y similares Ante esta perspectiva los barceloneses, cacerola en mano, se han sublevado y salen por las noches a protestar.
El diario Avui —criatura mantenida con respiración artificial, angelico mío– y El Periódico, que de estas cosas parecen saber mucho, ya han apuntado la causa final del mega-apagón: ha sido un complot de Madrit, naturalmente. Y dentro de Madrit, pues han de ser los de la FAES, Aznar y Pizarro los muñidores del tal complot. Lo explica bien José García Domínguez en su artículo de hoy en LD. Que al final resulta que sí, que la culpa es de Madrit, pero del Ministerio del señor Cerrado, no de los mesetarios de turno. Más valiera que esos rotativos dejaran de lado su victimismo de pa sucat amb oli y se dedicaran a otros menesteres más edificantes.
Pero ya puestos a imaginar complots (como si no tuviésemos nada mejor que hacer: ociosos los señores del Avui y de El Periódico), situémonos ahora en la meseta castellana, presuntamente culpable del apagón barcelonés. Están luchando contra una plaga de nada menos que 500 millones de topos (a estas fechas). Los agricultores están desesperados, porque los miserables roedores (ciegos, pero no tontos) se reproducen a una velocidad supersónica y se lo comen absolutamente todo. De momento la Consejería de Agricultura no ha tomado medidas «radicales» contra la plaga, evidentemente superada por la rapidez de los acontecimientos. Lo que ya intuimos algunos es que la cosecha de este año, de lo que sea que produzca Castilla-León, se va «concretamente a la mierda», que diría nuestro Boadella.
La pregunta es tanto o más acuciante que en Barcelona: ¿quién ha sido? Puestos a malpensar, imaginemos que el Norte de Castilla, el diario más leído de la región, presentara un editorial incendiario culpándonos a los catalanes. «¡Han sido esos cabrones de catalanes! No les gustó lo del boicot a su cava y a otros productos y ahora se vengan», vociferaría el presunto editorial. Tal vez corriese la afirmación como un reguero de pólvora entre los agricultores desesperados, empobrecidos y cabreados por la plaga. Cualquiera que resulte ser «el culpable» de la plaga, va a verse condenado al fuego eterno por los perjudicados.
Quizá a través de la investigación se pueda rastrear el origen, aunque ya me figuro que eso es dificilísimo. Un hecho es cierto: una pareja de topos no aparece en un lugar como Castilla si nadie la pone allí.
Y quienquiera que lo hizo, ya sea ecologista, moro, etarra o independentista catalán arrendado por Giscard, quedó bien lucido y entiendo que merece cualquier calificativo menos el de inocente. Si lo que quería era empobrecer Castilla (y de rebote España), desde luego que ha conseguido lo que pretendía. El trigo que se produce en Castilla habrá que buscarlo en otros lares (no en Cataluña, por supuesto: aquí se predica mucho y no se da un grano de trigo) a precio de oro. La cosecha de vino de Rueda, creo que también se irá «concretamente allí» si Dios y la Consejería competente no lo remedian. Y así todo. Un buen ejemplo de terrorismo sin bombas, vaya que sí.
Más vale que a quien (o a quienes) se le(s) ocurrió esta genialidad no lo(s) encuentren o ponga(n) tierra de por medio. Porque si no…
Actualización 29 julio 2007.- Parece que los ecologistas se opusieron en noviembre pasado a que la Consejería de Agricultura tomara las medidas necesarias para erradicar lo que se veía venir como una plaga. "Pobres topillos", decían. ¿Dónde están ahora esos "ecologistas de vía estrecha"?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí se puede opinar libremente y sólo se borran el spam y los trolls.
Cada comentario únicamente refleja la opinión de quien lo escribe.