La fértil imaginación de los enemigos de España y de su esencia no descansa ni tiene freno. En esta ocasión hablamos de los islamistas radicales, que nuevamente y al socaire de la «Alianza de Civilizaciones» pretenden dar a luz un nuevo invento: el llamado Euroislam.
¿Y en qué podría consistir este llamado «Euroislam»? Por las trazas, hemos de pensar que se trata de un Islam ad usum delphini. Es decir, semejante a los toros con los cuernos afeitados para que el diestro «no sufra demasiado» en caso de ser embestido por el morlaco. Vamos, que nos quieren vender la burra de que el Euroislam es la panacea de todos los males porque, para empezar, «escoge lo mejor del cristianismo, del islam y del marxismo». Lo cual es una forma como otra cualquiera de decir que se mezclan churras con merinas para venderlo mejor. Recuerda mucho al famoso eurocomunismo de Carrillo y Berlinguer (un comunismo con rebajas que no convenció a nadie).
Ésta parece ser la propuesta del «Liderazgo Popular Islámico Mundial», reunido en Córdoba hace pocos días. Se trata de vender el islam con la pátina marxista para darle un aire «moderno» y mezclarlo con un poco de cristianismo porque, en realidad, «no hay tanta diferencia». Sin embargo, el islamismo no puede esconder su componente radical y excluyente (demostrable en la práctica: donde están ellos no hay ni puede haber sitio para nadie más). Creo que éste es el punto más importante de la famosa «propuesta).
Así pues, siguiendo el símil taurino, el morlaco tiene los cuernos afeitados, pero sigue siendo un morlaco de media tonelada, que arrasa con todo lo que se le ponga por delante. No nos debe engañar el intento de pintar a la bestia menos fiera de lo que es en realidad. Los islamistas radicales con piel de cordero (distingo perfectamente entre musulmanes e islamistas radicales) van a la conquista de Europa. Y saben perfectamente que una España debilitada y complaciente con ellos (a saber si Zapo les debe algo) es la puerta de entrada perfecta.
En Europa algunos países están tomando medidas. Inglaterra, sobre todo, después del último intento de atentado. Alemania, debido a la numerosa comunidad turca que alberga. Pero sería bueno también que Europa entera acudiese al rearme moral. Perdidos en un relativismo moral que nos deja inermes ante cualquier agresión ideológica (el islamismo radical es ideológicamente muy agresivo), se ha tratado de dar una imagen de una Europa asépticamente «laica», sin ligazón alguna con la religión por miedo a la identificación con el fanatismo religioso (entre paréntesis: ¿por qué tiene tan mala prensa el fanatismo católico en comparación con el islámico?).
Y yo, de forma humilde y particular, propongo que se tenga en cuenta el peso histórico de la tradición cristiana. Porque en verdad, lo único que ha sido capaz de unirnos hasta ahora a los europeos han sido los valores humanistas de la tradición cristiana, desde Carlomagno hasta Lutero. Es muy cierto que se cometieron errores, pero yo entiendo que esos errores tuvieron muy poco que ver con los valores humanistas cristianos a los que me refiero. En este contexto, me parece repugnante el intento de Giscard d'Estaing, ese masón de grado 33 (o sea, con grado de Maestro), de eliminar de un plumazo precisamente aquello que durante más tiempo nos ha unido cultural y espiritualmente: la tradición cristiana y sus valores.
No estoy proponiendo una vuelta a la Edad Media cultural, ni mucho menos. Pero frente a los intentos de invasión cultural del Islam, estaría bien que Europa recordase de dónde viene para saber a dónde va y con quién puede compartir ese trayecto.
Mi padre suele considerar a los árabes «la raza lánguida». Mucho me temo que esa afirmación no solamente está desfasada (él habla de hace cincuenta años). La «raza lánguida» somos nosotros, los europeos, ahítos de bienestar y tan autocomplacientes y «tolerantes» en realidad como los estadounidenses antes de septiembre de 2001. Estaría bien que el próximo Gobierno no socialista (que esperamos sea, lo más tardar, en marzo del 2008) se pusiera las pilas en ese aspecto y empezara a poner los puntos sobre las íes. Sabemos que con Zapo eso es impensable. Sin embargo, España lo necesita, incluso más que Europa.
Buenas señor:
ResponderEliminarTe he dejado comentario en mi blog.
Aparte de eso, no conocía lo del Euroislam. La comparación con el Eurocomunismo me parece acertadísima.
Ayer leía un artículo sobre la crisis del cristianismo y el avance del Islam en la Edad Media... Luego se produjo un resurgir europeo y tal y tal..
Yo creo que estamos en algo básicamente similar. Y también pienso (estoy convencido) de que no hemos tocado fondo en la dejadez suicidad europea... Así que, todavía espero muchas cosas indeterminadas.
Un abrazo y un placer.
MMX
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ResponderEliminarPor cierto, lo de Giscard es que estaba meridianamente claro. Y
ResponderEliminarademás no se cortó un pelo el tío; porque lo más cachondo de la rama masónica gabacha y sus lacayas españolas es que no se cortán al embestir a todo lo que huela a cristianismo.
La verdad es que es algo que no deja de sorprenderme.
La actitud sumisa ante el Islam nos va a pasar una factura terrible y, seguramente, impagable.
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